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Piden u$s4M para la lucha contra el picudo algodonero

El autor, titular de la fundación de lucha contra esta plaga, reparte responsabilidades entre los productores la Nación y los gobiernos provinciales que no exigen el cumplimiento de las leyes sanitarias.

El autor, titular de la fundación de lucha contra esta plaga, reparte responsabilidades entre los productores la Nación y los gobiernos provinciales que no exigen el cumplimiento de las leyes sanitarias.
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Las presencia de los picudos âuna plaga que ataca el cultivo del algodónâ hallados en Sáenz Peña, Chaco, preanuncian que, en breve, si no se activan urgentes políticas públicas, la Argentina casi no tendrá algodón.

El combate contra el picudo que realizan los productores nacionales no alcanza. Principalmente porque la tercera parte de la cosecha es generada por entre 20.000 y 30.000 pequeños productores financieramente muy comprometidos e indefensos ante esta plaga. Otro 40% es cultivado por 7.000 medianos productores, que tampoco pueden asumir el costo de las 14 fumigaciones necesarias para combatir estos insectos.

Los actores involucrados comparten responsabilidades. Hay productores que no  destruyen los rastrojos a tiempo. El Senasa no coloca suficientes  trampas y  tubos matapicudos en época de contrazafra para bajar la población, ni tampoco fumiga las cantidades necesarias en los campos infestados. Los gobiernos provinciales no exigen el cumplimiento de las leyes sanitarias, distribuyen semillas gratis en zonas rojas y hacen desmotar algodón de zona roja en áreas aún no infestadas. Las desmotadoras siguen operando cuando ya debería estar destruido el rastrojo, por lo que inducen al productor en estas prácticas antisociales. Las organizaciones de productores, pese a sus quejas, tampoco colaboran.

Los norteamericanos inventaron la feromona de atractivo sexual, la trampa y el tubomatapicudos, elementos eficaces y no contaminantes. Hay que usar las herramientas en la escala adecuada y en el momento propicio e invertir para evitar enormes pérdidas económicas y sociales.

El gobierno debe asignar recursos en este problema, donando 400.000 tubos matapicudos para las 100.000 hectáreas con presencia de picudo (aunque no hayan sido descubiertos aún), para la temporada 2007. Una opción sería donar 400.000 trampas con un cilindro de captura de mayor dimensión, a razón de 4 por hectárea, con las dobles dosis de feromonas necesarias para atraer masivamente a los picudos. El costo total en ambos casos es de alrededor de u$s4 M.

La estimación es que en el 2007 habrá más algodón que este año por el incremento en su cotización y la sequía que ha impedido la siembra de girasol en Chaco. El daño por presencia de picudo no es fácil de cuantificar, pero hay certeza de que, si no se toman las medidas correspondientes, en el 2008 las consecuencias serán muy graves.

El Senasa deberá estar perfectamente organizado en el 2007 para fumigar en todos los campos que se presume infestados.

Actuar ya

Desafortunadamente, el picudo no se puede combatir con medidas tímidas. El análisis costo beneficio de invertir ahora frente a fumigar 14 veces 300.000 ha no deja dudas: el presupuesto nacional tiene que asignar una partida sin demoras. Llegó el momento de ser pro activos y revertir esta situación.

Jorge Vartparonian

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