La posibilidad de reducir los precios minoristas de la carne vacuna por medio de un incremento de los derechos de exportación (actualmente en un 5% sobre el valor FOB) puede llegar a ser efectiva en el cortísimo plazo. Pero con el correr de los meses no sólo se esfumará, sino que además generará más problemas que beneficios. Veamos.
La mayor parte de la carne vacuna producida en la Argentina se consume en el mercado interno. Los productos cárnicos exportados representan alrededor del 18% de la producción total de carne proveniente de la faena registrada. En la Argentina existen actualmente unas 470 plantas habilitadas (aunque sólo alrededor de 300 operan regularmente). Pero el 87% del volumen exportado en el primer bimestre de 2005 fue comercializado solamente por 29 empresas.
La producción de carne vacuna en el primer bimestre de 2005 se mantuvo constante con relación al mismo período de 2004. Pero la venta de carne en cadenas de supermercados -medida en términos constantes- se incrementó un 3,4% en enero de 2005 con relación a enero de 2004.
Las principales cadenas de supermercados que operan en la Argentina no sólo faenan hacienda en frigoríficos propios, sino que además son activos exportadores (de hecho Coto es en la actualidad uno de los principales exportadores de carne vacuna). Por lo tanto, si un eventual incremento de las retenciones recorta el margen de utilidad que las cadenas de supermercados obtienen con el negocio exportador, los administradores de dichas empresas seguramente van a encontrarle la vuelta para que ese recorte sea, de alguna u otra manera, absorbido por los consumidores locales.
Los precios minoristas internos de los cortes de carne vacuna de mayor valor cotizan a un precio muy inferior al ofrecido a los clientes internacionales. Esto es particularmente notable en el caso de los cortes Hilton destinados a la Unión Europea. Sin embargo, los cortes más populares -entre los cuales se incluyen la nalga y la paleta- son pagados a precios superiores a los ofrecidos en los mercados externos de poder adquisitivo medio (ver infografía). Esto se explica por diferentes motivos. El primero de ellos es que la mayor parte de los consumidores argentinos cuentan con un poder adquisitivo deprimido y por ende el grueso de la demanda interna (que es además la mayor parte de la demanda total) se concentra en cortes populares. El segundo motivo es que en los mercados externos de poder adquisitivo medio (Chile, Rusia, Argelia, etc.) los frigoríficos argentinos compiten de igual a igual con sus pares brasileños, y estos últimos, al ser mucho más eficientes, pueden vender a un menor precio.
Ezequiel Tambornini- Especial para Infocampo