La escuela de jóvenes emprendedores de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, y que depende de la Fundación Los Grobo, la municipalidad y la escuela técnica de esa ciudad, nació para que los chicos, después de terminar sus estudios no emigren a las grandes ciudades sino que generen sus propios proyectos productivos en su lugar de origen. Esta escuela tiene una orientación práctica y funciona como complemento del ciclo obligatorio al que asisten los alumnos. Por ello, éstos acuden algunas horas por semana para elevar sus conocimientos teóricos y adquirir las habilidades individuales y colectivas necesarias.
Actualmente hay 16 alumnos en primer año y 25 en segundo. Durante el ciclo lectivo se especializan en la elaboración de aquellos productos que aumenten el valor de las materias primas que los componen, agregándoles trabajo y conocimientos. Ya producen quesos, yogurt, mermeladas, chacinados, productos de soja, miel y productos de panadería.
En el establecimiento también aprenden todo lo referente a la comercialización, packaging y atención a proveedores, las ganancias adquiridas se guardan en una caja de ahorro a la que accederán, luego de egresar, y ese será su capital para comenzar a realizar una producción propia de manera independiente: “el año pasado cada alumno ganó $120, pero más importante que el dinero obtenido lo primordial fue todo lo que aprendieron, se hicieron cargo de todo solos, llevaron adelante una producción siempre con el asesoramiento y el respaldo de los docentes”, contó Santiago Solda, director del establecimiento. La Escuela Jóvenes Emprendedores, que es parte de la Fundación “Los Grobo”, comenzó a funcionar el año pasado y ya está dando sus frutos, “todo nació como un plan para que los chicos tengan la posibilidad de evolucionar y salir con todas las herramientas para trabajar y ya lo están haciendo, y los avances que vemos son impresionantes”, concluyó el director.
Yanina Otero – yotero@infocampo.com.ar
