Existe la creencia de que comercializar carne argentina en el exterior es más sencillo que vender agua mineral en el desierto, nada más desacertado que este pensamiento. En el mundo muchos han oído de las bondades de los cortes argentinos, pero hay que tener en cuenta que cada país está acostumbrado a consumir su propia carne y que para ingresar a un nuevo mercado debe realizarse una excelente planificación previa.
Existen varias dificultades a tener en cuenta cuando se quiere promover el consumo de carne argentina en el exterior. Un ejemplo es el lomo, el más tierno y fino de los cortes, que se exporta con un peso aproximado de 1,400 a 2 kilos y en Europa debe competir con uno de 4 kilos que ya está instalado en el gusto de los consumidores. Ante esta situación el productor debe trabajar para promover los atributos de este corte, resaltando su sabor, calidad, terneza y su corta edad, ya que un lomo de 2 kilos proviene de un animal de menos de 2 años mientras que uno de 4 kilos proviene de uno de 8 años. Otro de los problemas se presenta cuando es necesario consolidar entre varios productores un contenedor, porque las fechas de salida previstas suelen extenderse por algunas semanas y la carne es un producto que luego de 3 meses de faenado y envasado, resulta difícil de vender a buen precio. Esta es una dificultad típica en los grupos de productores cuyas cuotas son de menor envergadura, ya que deben buscar la forma de salvar este problema para mantener a su clientela y proveerla durante todo el año.
También se debe tener en cuenta que los cortes de Cuota Hilton son ubicados con una rentabilidad que luego debe subsidiar aquellos cortes que se exportan como no Hilton. En la resolución N° 1111/2004 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación se determina que por cada kilo Hilton deben exportarse 3 kilos no Hilton.
Por otra parte, para resolver el serio inconveniente que enfrenta el exportador para vender los cortes no exportables, que son muchos y deben comercializarse en un corto plazo, es necesario ubicar a los frigoríficos cerca de los grandes centros de consumo y no de la producción ganadera en sí.
Esta complejidad, es tal vez lo que incentiva a quienes poseemos espíritu empresario a desafiar todos los obstáculos afrontando los riesgos con seriedad. Es por eso que en El Cuyum Andino decidimos desembarcar en España y formar una sociedad europea, que importa y distribuye la carne con grandes esfuerzos de marketing y persuasión.
A nivel mundial, se puede comparar la carne con los vinos; para un español no hay mejor vino que un Rioja, lo mismo piensan los italianos de los suyos y los franceses con toda razón. Por eso la comercialización de los cortes argentinos presenta un desafío que debe superarse para lograr imponer en el mundo el sabor y calidad que distingue a nuestras carnes.
Alberto Lasmartres – Especial para Infocampo