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Para Aacrea, la aftosa sólo afectaría la mesopotamia

En la Asociación de Consorcios Regionales estiman que, en el peor de los casos, las exportaciones podrían caer unas 406.000 toneladas, equivalentes a u$s 769 M. De todos modos, hay que esperar cómo evoluciona la situación.

En la Asociación de Consorcios Regionales estiman que, en el peor de los casos, las exportaciones podrían caer unas 406.000 toneladas, equivalentes a u$s 769 M. De todos modos, hay que esperar cómo evoluciona la situación.
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“La aparición de la aftosa en la Argentina complica, sobre todo, a los criadores del norte del país”. Con esta afirmación, la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) orienta su pensamiento en la misma dirección que el de otros especialistas y técnicos: la aftosa no afectará tanto al comercio del país y los precios no bajarán tanto en el mercado interno.

Habrá que esperar para saber cómo evoluciona la situación en las demás regiones y cómo este panorama afectará a los invernadores, pero en principio, el precio de la carne no bajaría en las góndolas y, si se mantienen activos los mercados importantes como Rusia y la Unión Europea, los precios tenderían a estabilizarse.

En el peor de los escenarios, si la situación fuera similar a la de 2001, las exportaciones podrían caer unas 406.000 toneladas, equivalentes a u$s 769 M. Si continúa el panorama actual, con un único foco y una sola región afectada, el daño sobre toda la cadena de la carne sería limitado.

El cierre temporal de frigoríficos y la paralización de la cadena de la carne afecta a una actividad dinámica del país, que en 2005 exportó productos por más de u$s1.300 M y hoy emplea el 25% del total de trabajadores del sector agroindustrial.

Alerta. Los nuevos brotes de aftosa que aparecieron en el norte del país afectarían, en primer lugar, a la zafra correntina. Pero esta provincia es una exportadora neta de terneros, de modo que las decisiones que se tomen en cuanto a los cierres temporales de movimiento de hacienda podrían complicar a los animales de la región mesopotámica y al resto de la cría del país.

Antes de la aparición de la aftosa, el 2006 se planteaba como un año difícil en lo productivo, con bajas reservas de pasto y pobres rendimientos en maíz, debido a la falta de lluvias. Y los problemas derivados de la aftosa podrían complicar aún más a los criadores. Al no poder sacar hacienda, se encarecerían los planteos ganaderos de las regiones afectadas.

Una historia que no debería repetirse>/B>

Haciedo un poco de historia, desde diciembre de 2000 hasta hoy, los momentos más complicados para el precio de los terneros fueron durante la salida de la convertibilidad (por un retraso de los precios relativos) y con la aparición de la aftosa en 2001. Ese año el precio del ternero sufrió una baja del 21%.

En 2001, cuando la Argentina denunció el virus, los mercados internacionales cerraron las puertas a nuestras carnes, con lo cual se registró un abrupta caída de los volúmenes exportados y de los precios. Los más perjudicados fueron los productores, que perdieron hasta el 24% de valor de sus carnes, mientras el consumidor accedió a cortes 9% más baratos.

El brote de aftosa ocurrido en Tartagal dos años después y que, a diferencia de 2001, se manifestó sobre porcinos. En esa ocasión, se afectaron directamente los precios del novillo para exportación, ya que la relación del novillo pesado con el liviano se redujo en seis puntos porcentuales.

Dicen que los precios no van a bajar

El 2006 encuentra a la Argentina con un mercado interno muy sostenido, debido a la mejora del poder adquisitivo de la población. “Esto nos llevaría a pensar (si la enfermedad se circunscribe a Corrientes) que el impacto real sobre los precios no va a ser importante”, dijo Rolf Muller, técnico del área de Economía de AACREA.

“En principio, parecería que el precio no va a bajar en góndola y que, si se mantienen activos algunos mercados externos que son importantes para nuestro país, la oferta y la demanda se equilibrarían, y los precios tenderían a estabilizarse, que es lo que venía ocurriendo en los últimos meses de 2005”, añadió.

Además, tradicionalmente febrero es el mes de menor oferta del año y, por esa razón, de mayor precio. Así que es de esperar que, como ocurre todos los años a partir de marzo, los valores tiendan a estabilizarse y bajar.

En el 2001, las exportaciones cayeron un 40%. Los rubros de mayor variación fueron los cortes Hilton (79%) y las carnes frescas (72%), con una pérdida de 392 millones de dólares.

“Lo negativo, mientras tanto, es el cierre temporal de frigoríficos y la paralización de una cadena que afecta económicamente a todas las partes involucradas”, lamentó.

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