La existencia de hambre y desnutrición en la Argentina, un país capaz de alimentar a más de 400 millones de personas -esto es, diez veces su propia población- representa, como diría Bernardo Kliksberg, un verdadero escándalo ético.
Sin embargo, en nuestro país aún subsisten niños desnutridos y hogares con hambre, los cuales junto a otras múltiples dificultades conexas, configuran un cuadro preocupante de malnutrición donde convive la desnutrición con la obesidad, como dos facetas amargas de un mismo problema.
Un dato importante a tener en cuenta es que en términos estrictamente alimentarios, el problema más frecuente no es la cantidad de comida que se come, sino la calidad global de la dieta y la calidad nutricional de los alimentos que la componen.
Por eso, es fundamental comprender y asumir que lo importante es la calidad más que la cantidad, ya que muchas intervenciones, aún bienintencionadas, suelen tener un “pensamiento” inverso y contraproducente, al priorizar la cantidad de alimentos sin tener en cuenta su calidad.
Un segundo problema relevante es que la dieta de los hogares argentinos, sean pobres o no, suele tener una marcada monotonía al concentrarse su composición semanal en no más de 30 a 40 ingredientes, cuando el número aconsejable debería ser al menos el doble, es decir, de 70 a 80 ingredientes.
En función de estos precedentes surge el novedoso concepto de “Nutrición 10 Hambre Cero”, planteado por Juan José Llach el pasado 10 de mayo 2011 en el marco del Congreso de la Fundación Producir Conservando.
En su exposición Llach sostuvo que la Argentina tendría que tener objetivos mucho más ambiciosos que simplemente eliminar el hambre, invitando a recapacitar no sólo respecto a la desnutrición sino sobre las consecuencias que resultan de la malnutrición.
Sin embargo, elevar el piso de la política nutricional implica un desafío superador y absolutamente necesario, ya que Nutrición 10 significa no sólo Hambre Cero, sino también nutrientes esenciales cubiertos, obesidad decreciente, calidad de dieta y diversidad alimentaria asegurada.
“Nutrición 10 Hambre Cero” también es un concepto que procura una sinergia con otras intervenciones, asumiendo que las condiciones nutricionales, el cuidado de la salud y los controles necesarios en los “1.000 días claves” que van desde la gestación hasta los primeros dos años de vida de un niño son trascendentes en términos de desarrollo infantil y su capacidad de aprendizaje.
Asimismo, son fundamentales los controles de crecimiento, los cuidados higiénicos de las personas y su hábitat para prevenir infecciones, así como el cumplimiento del calendario de vacunación, en un marco de promoción humana de las madres y fortalecimiento del núcleo familiar.
En ese contexto, resulta también fundamental asegurar el acceso al agua potable y a un sistema adecuado de cloacas, por su incidencia directa sobre la calidad de los alimentos y de la salud.
Porque queremos y podemos dejar de ser una Argentina malnutrida, “Nutrición 10 Hambre Cero” representa una propuesta innovadora para trabajar en red, articulando esfuerzos públicos y privados, y construyendo capital social.
El respaldo logrado en muy pocos meses por parte de más de mil instituciones demuestra que estamos en el camino correcto, no sólo por la magnitud del apoyo, sino también por su diversidad y extensión geográfica.
Una Argentina más próspera y equitativa, con desarrollo sustentable y plenamente integrada a la Sociedad del Conocimiento.
(*) Presidente de Solidagro y Gestor de Nutrición 10 Hambre 0