El productor agropecuario argentino tributa a distintas tasas de IVA. Esto hace que en muchos períodos acumule saldo a favor que, al no de libre disponibilidad, puede utilizar solamente para compensar el impuesto al valor agregado en meses futuros.
Además, por lo general este tipo de capital inactivo aumenta a lo largo de la vida de la empresa por la incidencia de gastos a tasas del 21% contra ventas al 10,5%. Por lo tanto, el productor agropecuario se encuentra en un escenario en el que debe tomar medidas para evitar que el saldo a favor de IVA limite su liquidez.
¿Qué hacer ante el crecimiento del capital inactivo?
Existen alternativas para capitalizar el saldo a favor de IVA y evitar importantes pérdidas financieras. El denominador común de estas posibilidades consiste en vincularse con actividades agropecuarias secundarias gravadas en un 21%, para equilibrar la balanza entre la carga impositiva de compras y ventas. Esta expansión implica un esfuerzo inmediato de capital, por lo que el productor deberá analizar si el monto a recuperar amerita incurrir en una actividad que no venía realizando.
Nueve opciones para recuperar el saldo a favor de IVA
Las siguientes actividades están gravadas a un 21%:
Prestar servicios de siembra en una explotación tambera
Fletes
Aparcerías aportando el inmueble rural y NO comprando insumos. El productor solamente aporta el inmueble rural y será el aparcero tomador quien realizará las compras de insumos y gastos. De esta manera, no genera compras ni al 10,5% ni al 21%.
Hotelería de hacienda
Contratos de maquila: al vender el producto industrializado que obtiene de la maquila, estará alcanzado al 21% puesto que el grano fue transformado.
Contratos de fasón (tercerización)
Convenio de multiplicación de semillas
Venta de fardos y rollos
Venta de cerdos
Realizar cualquiera de estas tareas en forma complementaria a la actividad principal no siempre es sencillo. Pero sería interesante que el productor las considere y las analice oportunamente con sus asesores, ya que disminuir el saldo a favor técnico representa no sólo liquidez sino menos tiempo inmovilizado, lo cual implica directamente menor desvalorización o mayor capacidad de compra.
Por Alejandro Larroudé