Los piquetes que transportistas autoconvocados están realizando en diversos puntos del país, en protesta por la escasez de gasoil y por la suba de costos tras el aumento de este combustible, comenzaron a relajarse en las últimas horas, luego de que se acordara un incremento del 16% en la tarifa de referencia del transporte nacional de cargas.
Según Agroentregas, por ejemplo, al Gran Rosario ingresaron unos 1.600 camiones este jueves por la madrugada: una cifra que es baja en términos históricos –en la misma fecha del año pasado fueron más de 4.000–, pero es superior en relación a las cantidades de los últimos días.
🚛 TOTAL DE CAMIONES 🚛
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Paro de transportistas quedó en situación de alerta. Los cortes se van liberando. Por tal motivo los ingresos aún no se han normalizado pero van en aumento.
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Sin embargo, muchas protestas persisten y generan “trastornos” –tal como lo definió el ministro de Agricultura, Julián Domínguez– que afectan a diversos sectores productivos. Un caso: los establecimientos porcinos.
TESTIMONIO
Mario Aguilar Benítez, uno de los directores del establecimiento Las Chilcas que tiene una granja en el norte de Córdoba, alertó por el impacto generado por esta situación.
“Ya tuvimos problemas y seguimos teniendo: el lunes pasado, en el corte que está en la Ruta 9, a la altura de Sinsacate, nos pararon una jaula con capones yendo a faena. La dejaron pasar después de tres horas y media”, relató Aguilar Benítez a Infocampo.
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El problema, según develó, es que cuando los cerdos van en viaje y en movimiento no suele haber inconvenientes, lo que sí sucede cuando el camión frena y está mucho tiempo en espera. “Cuando el vehículo se para, se estresan y se empiezan a apretar y golpearse entre ellos. Eso genera riesgo de mortandad y también de que los frigoríficos rechacen carne”, explicó el productor.
Y amplió: “Si llegan animales aplastados, con moretones, esa carne no sirve; se decomisa y se arroja a un digestor. Y es una pérdida que tenemos que acarrear nosotros”.
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Un ejemplo hipotético y teórico: en la actualidad, el kilo de capón se paga a unos 190 pesos, y en general, cada ejemplar rinde un 80% de su peso vivo. Es decir, que uno que pese 120 kilos, rinde 100 en el frigorífico, lo que significa unos 19.000 pesos. Pero si el 30% de la carne no sirve por las razones mencionadas, son casi 6.000 pesos que pierde el productor.
Otro aspecto a tener en cuenta es que los animales, por cuestiones de sanidad de las granjas, una vez que salieron de la misma, no pueden volver. Del mismo modo, en los frigoríficos se trabaja con turnos de faena, y las demoras en el transporte provocan fallas en la logística y eso también puede afectar el precio.