En la fluidez verbal de Silvio Murúa se desnuda el conocimiento de su ámbito, nacido del andar por los campos más que del simple permanecer en el austero despacho de su Secretaría, en la calle Pelagio Luna, del centro riojano. Es que estar al mando de la Secretaría de Ganadería de una provincia comprometida por una serie de factores, no es una tarea que tenga que ver con los escritorios lujosos, más bien se relaciona con el andar en el campo viendo de cerca la realidad, particularísima, de los campos riojanos. ‘No se trata tanto de aumentar la producción, sino de darle valor agregado a lo que ya se produce: eso genera trabajo, una mejora en el ingreso y un aumento de la mano de obra’, dice Silvio Murúa.
-¿Qué necesidades planean los productores riojanos?
-La oferta de forrajes para los animales y el tema del almacenaje del agua en represas porque La Rioja no tiene acueductos ni bebederos. La represa la usa el 99 por ciento de los productores. La idea es disponer de agua todo el año en esas represas, pero eso depende de las lluvias y del tamaño de la represa. Para producir carne necesitamos agua, pasto y la máquina que lo transforma, que es la vaca. Nosotros buscamos mejorar los índices de productividad, la eficiencia, porque tenemos índices bajos de procreación, que hoy es del 43 por ciento. Y una de nuestras metas concretas es llevarlo a un 60 por ciento. Para eso debemos mejorar la infraestructura, la oferta de forrajes, de agua, un plan sanitario estricto y un mejoramiento genético.
-¿Cómo trabajan con la genética?
-Vamos a generar un centro de biogenética en el cual haremos inseminación artificial, transferencia de embriones en cabras y bovinos, todo para acelerar el tema de la mejora genética. Además, firmamos un convenio con el INTI, para agregarle valor al cuero de cabrito, que curtido cuesta 60 pesos y sin curtir, apenas dos pesos. Y ni hablar si con ese cuero se hacen billeteras, carteras. En marzo ya instalamos el centro productivo y empezamos con la capacitación que nos da el INTI.
-¿Qué piensa su Secretaría de la política ganadera nacional?
-A nivel nacional existe un desplazamiento de la ganadería de cría por el monocultivo de soja. Además, el maíz y el trigo obligan a los ganaderos recluirse a zonas áridas y semiáridas. Eso lo vemos como una oportunidad y queremos que capitales de otras provincias vengan aquí para producir ganado. Pero los campos están dañados por el sobrepastoreo que acarreó una pérdida de germoplasma y ni las lluvias hacen germinar las semillas. Por eso introducimos el Buffell Grass. Pero es mucho el campo degradado que hay que recuperar. Nosotros vemos que en esta cuestión, las señales de la Nación para la ganadería no son las mejores y no lo digo sólo yo. La soja nos está arrinconando y se va a producir un crack en el futuro por la falta de terneros.
-¿Es optimista en lograr ese objetivo?
-Sí, porque hemos llegado a lugares a los que nunca fue un veterinario, adonde no se desbarraban represas hace 40 años. Llevar un chivo para mejorar la raza les genera alegría. Esa esperanza nos hace pensar que hay una luz. Distribuimos la riqueza en un sector que toda la vida estuvo desamparado. Pero hay gente que aún se quiere quedar en el campo.
Esteban Raies / Entrevista publicada hoy en El Federal