La justicia es la ley. Y la ley es lo que dicen los jueces que es la ley. Este silogismo es el sustento del sistema democrático del mundo del siglo XXI. Y es sencillo cumplir sentencias que nos favorecen. El chiste del sistema consiste en que debemos acatar y cumplir sentencias horribles y carentes de toda noción de justicia como sin duda es la dictada por el juez Griesa. Pero esta es la regla central del sistema. Y al que no le gusta debe cambiar de club.
La competencia del juez Griesa fue propuesta por la Argentina cuando emitió los bonos bajo jurisdicción de Nueva York y renunció a la justicia argentina. Por ello hoy la única opción que tiene la Argentina para resolver esta situación de la manera más ordenada posible y con los menores costos para el país es olvidarse de los discursos políticos prepotentes, patrioteros y carentes de toda racionalidad como aquel de no pasarán o ni un peso a los buitres. La historia del origen de la deuda que nos cuenta la Presidenta de nada sirve en el juzgado del juez Griesa.
Ya está dictada la sentencia por un juez que la Argentina reconoce como competente. Argentina debe enviar negociadores inteligentes y con una gran dosis de humildad y seriedad jurídica a los fines de lograr fórmulas de negociación que sobre todo eviten la reapertura de las deudas ya reprogramadas. Ello a fin de sortear la cláusula del acreedor más favorecido. Por cierto que ello significa un cambio de ciento ochenta grados sobre las posturas planteadas tanto por el Ministro Economía como por el Jefe de Gabinete.
La Presidenta tendrá que dar entonces las instrucciones precisas para que se actúe con el profesionalismo que exige la envergadura del tema y las derivaciones que originaría para el país la falta de un acuerdo con estos acreedores.
Por el último discurso de la Presidenta parecería que abandonó su concepción bélica de la política y sobre todo su concepción heroica de las derrotas, reconociendo que la única forma de evitar colocar a los argentinos frente a una nueva situación de crisis económica y social es negociar y no mantener una posición confrontativa con el juez Griesa, que ya quedó demostrado no lleva a ninguna solución y sólo termina embarrando la cancha.
Una vez que se terminó reconociendo que el juicio se perdió necesitamos tener negociadores con alto nivel de profesionalismo que eviten las sobreactuaciones públicas que no conducen a nada y se aboquen efectivamente a lograr alcanzar un acuerdo que genere los menores costos para nuestro país, ya que en definitiva lo terminará pagando todo el pueblo argentino.
Por Adrián Pérez. Diputado Nacional
Fuente: El Cronista