En mayo de 2002, en plena crisis argentina, la desocupación en el Gran Rosario era de 24,3%; cinco
años después apenas supera el 11% y si bien aún se mantiene elevada, la que algunos llaman “ciudad luz” es un un imán para las inversiones en megaedificios, complejos de esparcimiento e industrias, con la consiguiente generación de empleo.
En la construcción de este presente mucho ha tenido que ver el polo aceitero que se ha constituido Rosario arriba, y que tiene una participación del 76% en las exportaciones de granos, harinas y aceites.
Hoy, este polo conocido en todo el mundo por su capacidad de crushing, donde tienen actividad las empresas nacionales y multinacionales más importantes del país, detenta las condiciones esenciales para convertirse en el centro de referencia para la fabricación de biodiésel en base a aceite de soja.
Infocampo visitó las instalaciones de Terminal 6, propiedad de Aceitera General Deheza y Bunge Argentina, desde donde el sábado partirá el primer embarque con 5.000 toneladas de “biodiésel al 100%”, comercialmente conocido como Metilester de soja.
Ecofuel S.A. es la segunda de las “grandes” que entra en funcionamiento en la zona. La otra, Renova (de Vicentín y Oleaginosa Moreno -controlada por el grupo suizo Glencore-), hizo su inauguración oficial el pasado 17 de octubre, y tiene capacidad para producir 230.000 toneladas por año a partir de una inversión de 30 millones de dólares.
Con una inversión de u$s40 M para lograr una capacidad de 240.000 t/año, Terminal 6 dará mayor valor agregado a sus exportaciones y aprovechará la infraestructura que tiene en capacidad de recepción, almacenaje, molturación y embarque.
“En 2006 exportamos 1,7 Mt de aceite; el año que viene, con Ecofuel y Unitec Bio en marcha exportaríamos 1,3 Mt de aceite y 400.000 t de biodiésel. De esta manera, lo que hacemos no es sumar toneladas de aceite sino reemplazar lo que tenemos por biodiésel, agregando más valor”, destacó el director Ejecutivo de T-6, Pablo Ferrés.
El dato que esboza Ferrés no es menor, dado que el premio por exportar un producto un escalón arriba en el proceso de industrialización, en este caso el biocombustible, es pagar 5% de retenciones (con 2,5% de reintegros), contra 24% de la materia prima que es el aceite.
Para 2010 se estima que la Argentina podría exportar alrededor de 2,2 Mt y, sumando la producción para el mercado interno se podría llegar a las 3 Mt de biodiésel generadas en el país. Los principales jugadores del negocio agroindustrial del polo Rosario-Santa Fe tienen todas las condiciones para producir biodiésel. Vicentín, Louis Dreyfus, Molinos Río de la Plata, Repsol YPF y Raiser, entre otros, han apostado fuerte.
También aprovechan otros jugadores, como es el caso de Eurnekián, que con Unitec Bio utilizará el aceite y las instalaciones portuarias de T-6 para fabricar y exportar biodiésel. “Si el Estado argentino no tuviera políticas activas para promover la producción y exportación de biodiésel no podríamos competir con EE.UU., que tiene un subsidio de 300 u$s/t y estaríamos vendiendo aceite de soja a menor precio”, destacó Claudio Molina.
El comportamiento de EE.UU., que está volcando gran cantidad de biodiésel a un mercado (que se torna imperfecto), hace que el valor del mismo esté algo deprimido en contraposición al del aceite, en aumento. “Al
ser tan fino el número, es importante que la Argentina deje de volcar 1,5 Mt de aceite y repercuta en el mercado”, opinó Molina.
Hoy el aceite de soja cotiza 887 u$s/t, mientras que el biodiésel ronda los 900. Según los especialistas tendría que estar por sobre los 1.000 u$s/t. Los puertos santafesinos tienen una participación del 56% en el total de exportaciones totales de granos de la Argentina (16,5 Mt), 95% en harinas proteicas (25,5 Mt) y 90% en aceites 6,6 Mt).
Este protagonismo en la elaboración y exportación de aceites es una de las piedras angulares para que los principales jugadores hayan decidido invertir en dar un paso más y producir biodiésel. El Gobierno santafesino ha dado un gran impulso a la actividad. A través de la Ley 12.692/06 todos los proyectos tendientes a radicar plantas industriales para obtener energías renovables no convencionales, así como también las industrias ya radicadas, son acreedores de importantes beneficios de exención, reducción o diferimiento de tributos promocionales por 15 años.
El riesgo que corren todos es que (al menos hoy) no hay un mercado de referencia de precios internacionales como lo tienen los granos y subproductos.
âTodo esto es fruto de la soja, y los héroes son productores, contratistas, técnicos e investigadores, la cadena toda, que busca producir cada vez más y de manera más eficiente en una sana competenciaâ, destaca Pablo Ferrés. Y agrega: âNuestra función es hacer que la soja producida acá, con esfuerzo, tierra y recursos argentinos, llegue convertida en carne a la boca de un consumidor en Europa o Asiaâ. Las fábricas argentinas son de las más eficientes del mundo, y cada semana son visitadas por extranjeros referentes.
Ir de Rosario a Puerto San Martín, pasando por San Lorenzo, basta como para darse cuenta de que la zona está en plena ebullición y que el crecimiento que se viene es muy grande y auspicioso.
Juan Martínez Dodda