Por el coronavirus, los teatros debieron cerrar y muchos artistas como el violonchelista Jacob Shaw tuvieron que buscar alternativas para mostrar su talento al público. Pero el caso de Shaw es particular, ya que eligió a las vacas para ofrecerles conciertos dado que no podía hacerlo para los seres humanos.
En otoño, el músico británico abrió una escuela de violonchelo en una zona rural a una hora de Copenhague y convenció a un granjero para que pudieran tocar música clásica al ganado bovino, así podían mejorar su bienestar.
“Cuando me lo comentó, no me pareció alocado sino más bien algo excitante. Siento el efecto calmante de la música en mi organismo así que pensé que sería lo mismo para las vacas y no me equivoqué”, relató el granjero.
Primero tuvieron que familiarizar a los animales con el repertorio a través de los altavoces de los establos durante el invierno, para que fueran desarrollando el oído poco a poco. El resultado que todos notaron es que a los animales les gustaba y los volvía más agradables y sanos, con una mejor respuesta al acercamiento de las personas.
Según Jacob, cada ganado tiene sus preferencias musicales. “Reaccionan de manera diferente según las canciones, interpretamos algo que era un poco más pegadizo y más moderno y a muchas no les gustó y se fueron”, contó.
Para el violonchelista esto puede ser por el tipo de tema que se acerca más a su mugido, que es muy similar al sonido del violonchelo. Aseguran que gracias a eso tiene tanto éxito.