En Santa Fe, productores, cooperativas y empresas registran toda la información de la cadena productiva, desde la siembra hasta la confección y buscan obtener un sello de trazabilidad.
Cada vez son más los consumidores responsables con una conciencia ecológica y social interesados en saber el origen de los productos a los que acceden. Y, así, se suman al concepto de moda ética y prefieren aquellas prendas que garanticen la sustentabilidad social, productiva y ambiental en su proceso de fabricación.
Con esta premisa, la Asociación para la Promoción de la Producción Algodonera (APPA) impulsó un proyecto colaborativo –del que participaron el Ministerio de la Producción de Santa Fe y el INTA, entre otros– para trazar toda la cadena algodonera y garantizar la sustentabilidad y calidad de las prendas. A su vez, trabajan por la obtención del sello “Test de trazabilidad – Algodón 100 % de Santa Fe”.
En este sentido, Celso Muchut –vicepresidente de APPA– destacó el proyecto que se realiza hace cuatro campañas consecutivas: “Buscamos que los más de 150 productores algodoneros de la provincia trabajen de la misma manera, bajo un sistema registrado y trazado” y señaló que el próximo objetivo es lograr que el sello esté certificado por el ente correspondiente, lo que permitirá agregar valor.
Para Marcelo Paytas –técnico del INTA Reconquista, Santa Fe–, la trazabilidad es “una herramienta útil y necesaria en la cadena algodonera” que garantiza el cumplimiento de todos los requisitos de sustentabilidad social, productiva y ambiental de los insumos y procesos involucrados en su fabricación.
En esta línea, María Victoria López –integrante de la Cooperativa– aseguró que “este proyecto permite sumar cierta regulación en los procesos y procedimientos concernientes a cada eslabón de la cadena que da como resultado la sustentabilidad de la actividad”.
“Como resultado del proyecto –agregó Lopez– el consumidor podrá acceder a toda la información disponible que le corrobore que ese producto está hecho bajo esas condiciones de respeto social, ambiental y productivo”.
En esta línea, la especialista se mostró entusiasmada ante la posibilidad de que este gran paso “les abra nuevas puertas comerciales para acceder a otros tipos de clientes o mercados que valoren un producto con estas características”.
En referencia al aporte del INTA en el proyecto, Muchut consideró al organismo como “la base sustentable en todo lo referido a tecnología e investigación”, al tiempo que destacó trabajo articulado que realizan desde hace varios años, producto de una carta acuerdo que los une: “Trabajamos muy bien juntos, son parte de nuestra institución”.
A su vez, recalcó la calidad de los investigadores y extensionistas: “En el INTA encontramos gente confiable, joven, con ganas de trabajar, voluntad y ambición de llevar adelante proyectos como este, como pocas veces se encuentra en el Estado”.
Con este objetivo claro, se implementaron tecnologías eficientes desarrolladas en el INTA Reconquista para un mayor aprovechamiento de la radiación solar, del agua de las precipitaciones, de los nutrientes del suelo y de las temperaturas. También se priorizó el manejo sustentable de los insumos y de las prácticas en los procesos de desmote, hilandería y tejeduría.
En referencia al aspecto social, en todos los eslabones de la cadena se cumplieron con las normas y criterios básicos del trabajo digno, al tiempo que se incluyó a la Cooperativa de Trabajo Textil Enhebrando Metas y sus 115 mujeres asociadas.
Desde el campo hasta la prenda
El test de trazabilidad se realizó en cuatro estabones que abarcaba desde las semillas utilizadas en el campo hasta la confección de las prendas y contó con la colaboración de la Cooperativa de Trabajo Textil Enhebrando Metas Limitada, la Unión Agrícola de Avellaneda y las empresas Algodonera Avellaneda S. A. y DiviAgro.
En primer lugar, se estableció que el productor DiviAgro utilizó semillas genéticamente modificadas y de tipo certificada que sembró en el campo Domo Occidental ubicado en el departamento 9 de Julio en Santa Fe. Además, implementó un paquete tecnológico amigable con el ambiente que cumplió con los indicadores de sustentabilidad.
Paralelamente, se realizó un manejo integrado de plagas y monitoreo sistemático, con aplicación de reguladores de crecimiento y defoliantes. Para su cosecha se utilizó un cabezal de cosecha tipo picker. Una vez cosechado, el algodón fue transportado por vía terrestre para su proceso de desmote.
Para este eslabón se diseñó un registro de planillas que aseguran contar con toda la información necesaria que incluye desde la semilla, los insumos y los procesos involucrados en la producción de este eslabón, la cosecha y el traslado desde el campo a la planta de desmote.
El proceso de desmote fue llevado a cabo en la desmotadora de la Unión Agrícola de Avellaneda en Santa Fe. Allí, se separó la fibra del algodón de las semillas y otras partículas propias del algodón en bruto.
Por su parte, los procesos de hilandería y tejeduría se realizaron en la planta industrial de Algodonera Avellaneda S. A. en Reconquista, Santa Fe, hasta la obtención de telas de alta calidad con 100 % de algodón peinado. El hilo fue obtenido con un sistema convencional de última generación bajo protocolo de normas ISO.
Por último, las prendas se confeccionaron en la Cooperativa de Trabajo Textil Enhebrando Metas Limitada de Avellaneda, Santa Fe, bajo el sistema productivo Toyota Sewing System, una alternativa innovadora que les permitió mejorar la productividad para que sea una actividad sustentable.