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Menos carne y de mejor calidad: activistas del mundo incentivan la ganadería de bajo impacto ambiental

"Meat the Change", una campaña mundial con financiamiento del gobierno de Italia, busca reducir el consumo de carne y, beneficiar al medio ambiente y a la salud.

Campaña de slow food con cabras
infocampo

Slow Food, un movimiento alimenticio global con financiamiento del gobierno de Italia, lanzó la campaña “Meat the Change”, con el objetivo de llegar a gente de todo el mundo y alentarlas para que reflexionen sobre las consecuencias de sus decisiones alimentarias.

¿Llevas una vida muy slow?

Este es el título de un cuestionario corto sobre hábitos alimentarios que anima a los usuarios de las redes sociales a contestar unas pocas preguntas de elección múltiple, como por ejemplo: “¿Cuánta carne comes cada semana?” o  “¿Qué criterio seguís para elegir carne cuando compras?”.

“Los participantes sabrán cómo de slow es su vida y recibirán consejos personalizados para mejorar el hábito de consumo de carne”, aseguraron.

¿Qué significa exactamente ser más slow?

Significa comer menos carne y de mejor calidad. Las granjas sostenibles garantizan la calidad de la carne porque anteponen el bienestar de los animales, que pueden moverse libremente por pastos abiertos y se alimentan con comida orgánica”, explicaron desde Slow Food.

Ser slow significa tener un impacto medioambiental bajo. La ganadería sostenible contribuye a la reducción de la deforestación, el uso de suelo y la desertificación. Así como también, puede ayudar a salvar la biodiversidad y a mejorar la fertilidad del suelo. Cuando la cría se lleva a cabo en pastos, un número menor de animales tiene un impacto menor en el clima.

Según la FAO, el sector ganadero, que emite el 14,5 % de la cantidad total de gases de efecto invernadero, es una fuente importante de gases que alteran el clima y acapara un tercio del suelo del planeta, que se utiliza para producir mil millones de toneladas de forraje (principalmente soja y maíz de monocultivos). Todo ello sin mencionar el uso de los recursos hídricos: el 23 % del agua disponible del planeta se usa para la ganadería.

“Este tipo de empresas ganaderas tienen un gran impacto en los ecosistemas en términos de contaminación por estiércol y emisiones de metano. Otro inconveniente importante es que este modelo considera a los animales meras máquinas de carne, sin tener en cuenta su bienestar y las lamentables condiciones en las que viven”, expresaron.

De acuerdo con Slow Food, el resultado final es la producción de carne barata y de baja calidad, una carne que empeora la salud pública ya que aumenta la resistencia a los antimicrobianos, así como los casos de cáncer y enfermedades cardíacas.

“Necesitamos revisar nuestro consumo para poder imaginar un futuro mejor”, finalizaron.

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