Todavía no está cerrada la campaña en lo que se refiere a la venta de funguicidas para el tratamiento de las enfermedades de fin de ciclo (EFC) en soja, pero la evaluación que hacen desde Bayer, Basf y Syngenta es que la presencia este año es menor y viene con cierto retraso respecto del año pasado, debido fundamentalmente a un enero seco que permitió una buena sanidad de los cultivos.
Los técnicos consultados de estas compañías destacan que hay dos zonas diferenciadas en el país: el norte y la pampa húmeda. “En pampa húmeda Septoria glycines (mancha marrón) prevalece en la mayoría de los lotes y en segundo lugar Cercospora kikuchii (tizón de la hoja o mancha púrpura). Creemos que entre un 30 y un 35% del área sojera se trata con fungicidas”, señaló Patricia Spat, Cropmanager de Bayer Argentina, responsable de los cultivos maní y soja.
“La mancha marrón es la enfermedad más importante, se la ve con mayor intensidad afectando aquellos lotes que no se ha rotado con maíz y en regiones donde tienen un historial de soja mayor como en el norte de Buenos Aires”, coincidió Ricardo Paglione, Techical Crop Manager de Basf Argentina.
En el norte se registraron lluvias más abundantes, allí se usan grupos de madurez más largos, por lo que los cultivos están más expuestos a enfermedades y la aplicación de fungicidas llega a cubrir el 80%. Cercospora sojina (mancha ojo de rana) es una enfermedad típica del NOA y NEA. “También aparecen nuevas año a año, como consecuencia del monocultivo de soja en siembra directa. En el NOA se puede ver un avance de pústula bacteriana, la aparición de mancha ojo de rana y tizón foliar. En Chaco habría posibilidades de aparición de Rhizoctonia”, comentó Horacio Silva, gerente de Funguicidas de Syngenta.
Por otra parte, Paglione añadió que también se está registrando la presencia de roya asiática en la última semana en varios casos en Entre Ríos y centro de Santa Fe, donde aún puede afectar las sojas de segundas y en NOA, en NEA que se siembra más tarde la de primera respecto a la núcleo y con grupos largos también están apareciendo varios focos.
Prat evalúa que hoy el uso de funguicidas se trata de una decisión más económica que técnica. Con una inversión de 50 kg de soja se obtiene un diferencial de rinde de 300 a 600 kg/ha. “Con los precios actuales, es una excelente relación costo-beneficio, conociendo la respuesta económica que se obtendrá”, dijo.
“Como estimé el año pasado, aproximadamente hay un 40% (de las 17 Mha sembradas) de la superficie tratada y este año se registra un aumento, que será mayor en la medida que corran los días, ya que las sojas de segunda tienen un estado muy bueno y con riesgo de EFC”, sostuvo Marcelo Carmona, investigador de la Facultad de Agronomía de la UBA, quien recomendó a los productores que “sólo decidan sus aplicaciones con el uso de métodos que se basen en fundamentos técnicos que les permitan un uso racional ecológico y económico de los fungicidas. Hagan rotación de cultivos y revisen la sanidad de sus semillas antes de sembrar aun si vienen tratadas”.