“Más de un millón de mendocinos vive en un bosque urbano en Mendoza”.
La afirmación pertenece al ministro de Ambiente de Mendoza, Humberto Migliorance, y fue formulada durante el VII Congreso Forestal realizado en la capital cuyana.
Constituye un resumen muy importante sobre la importancia que ha tenido el desarrollo forestal en una provincia que originalmente fuera un desierto y donde, en la actualidad, la mitad de su población vive en un bosque urbano.
“No hay que perder la mirada de que somos una provincia desértica. En Mendoza nos adaptamos al cambio climático hace 300 años, cuando empezamos a optimizar sistemas de riesgo, comenzamos a hacer plantaciones forestales y a generar nuestros cultivos de manera artificial, trayendo especies de otras partes del mundo como viñedos y frutales”, indicó Migliorance.
Desde su punto de vista, el importante desarrollo forestal mendocino es muy importante, por ejemplo, para contrarrestar las altas emisiones de gases nocivos. En este sentido, la Provincia está avanzando con un censo forestal, que está en su etapa final de ajustes.
Se hizo con tecnología de última generación: una plataforma similar a las herramientas de mapeo satelital, que permite no solo relevar los árboles, sino también clasificarlos por especie, altura, tamaño de tronco, canopia y estado vegetativo, entre otros datos.
“Esto permite detectar dónde reforestar, dónde hay nichos vacíos o dónde colocar forestales. El soporte no es estático sino dinámico, por lo tanto se actualiza con cada acción forestal que lleve a cabo tantas entidades públicas como privadas”, agregó el funcionario.
EL DESAFÍO DEL RIEGO
No obstante, insistió en que la condición desértica natural de Mendoza persiste y otro desafío es la “culturización social” del uso debido del agua, debido a que según relevamientos oficiales, Mendoza pierde el 86% del agua por causa de un riego ineficiente.
“El riego del tomero, por ejemplo, está culturalmente aceptado en la provincia y hay que revertir esa situación, porque ese es un uso indebido del agua”, mencionó Migliorance.
En este contexto, un trabajo que están desarrollando para mejorar los sistemas de riego es una vinculación con un país experto en este sentido: Israel.
“Estamos interactuando con Israel y generando fondos para revertir esa situación lo más rápido posible”, sintetizó el funcionario.
En la actualidad, el agua que viene de los ríos, pasa a los canales y de allí al riego; el proyecto con el país asiático alienta la generación de reservorios de agua, para alimentar a grupos de 100 o 200 productores, y darles la facultad a esos reservorios para que la administren eficientemente.
De esta manera, cada productor tendría riego extrafinca sobre todo en forestales, árboles frutales y viñedos, cuando lo necesiten y no cuando les toca, optimizando el sistema hídrico.