Un nuevo trabajo regional del Departamento de Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en base a los registros entre la campaña 2014/15 a 2018/19, analiza que vienen en una mejora progresiva los indicadores que muestran un nuevo capítulo para la agricultura de conservación en Argentina.
Los indicadores:
CULTIVOS DE COBERTURA: esta tecnología de procesos está en pleno auge y están siendo adoptada para el manejo de un problema grave: las malezas. Sin embargo, sus beneficios e implicancias agronómicas se van conociendo con cada nueva campañas.
De acuerdo a los datos de la Bolsa, en la campaña 2018/19, un 13% de productores realizó cultivos de cobertura a nivel nacional, un registro que aumentó por tres en cuatro campañas (en 2014/15 era del 4%). A nivel de región se encuentran valores superiores en el NOA, NEA, Entre Ríos, San Luis y Sur de Córdoba.
SIEMBRA DIRECTA: está ampliamente adoptada y difundida en la producción de cultivos extensivos de Argentina: hace 9 años que no se registra un valor nacional por debajo del 90%.
ROTACIÓN DE CULTIVOS: la participación de las gramíneas dentro de la rotación también crece. Este valor subió del 33% al 41% entre las campañas 2014/15 a 2018/19, lo cual significó un traslado del área de soja del 8% hacia maíz y trigo principalmente. Hay zonas como el sudoeste de Buenos Aires-Sur de La Pampa y San Luis que alcanzaron el 55% de los sembrado con gramíneas.
MUESTREO DE SUELOS: Su adopción muestra una tendencia positiva. Entre las campañas 2014/15 y 2018/19 prácticamente se duplicó, pasando de un 10% a un 19%. Respecto a las regiones, se destaca hacia el sur de Buenos Aires para trigo y cebada, mientras que en otras regiones se hace preferentemente para maíz.
APLICACIÓN VARIABLE DE INSUMO: Una de las tecnologías asociadas a las prácticas sustentables que también viene en aumento. Se trata de la aplicación variable de herbicidas, fertilizantes y semillas. A nivel nacional, la aplicación variable fue adoptada por un 10% de productores en la campaña 2018/19, pero lo importante es que su uso viene mostrando un crecimiento sostenido.
FERTILIZACIÓN: la fertilización nitrogenada en maíz mostró un aumento gradual, pasando de 55 a 65 kilos por hectárea en promedio. Por su parte, la fertilización fosfatada en soja prácticamente no ha mostrado variaciones durante los últimos años a nivel nacional y se mantiene en los 10 kilos de fósforo por hectárea.