En el sector de la maquinaria agrícola nacional, de la mano de la tecnología vinculada a la siembra directa, los empresarios argentinos encadenaron un avance tras otro. En estos años, comenzaron a surgir más cosechadoras de fabricación argentina, crecieron las exportaciones de implementos y se vendieron patentes de fierros nacionales al exterior, por mencionar algunos hechos destacables.
Previo a este renacer, la tecnología de punta era un partido que se disputaba en otras canchas. Como recuerda Carlos Castellani, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), los argentinos miraban desde afuera. “Ibamos al Farm Progress Show y todo era lejano, pero ahora la ecuación se invirtió”, dice en diálogo con Clarín Rural .
Para el directivo, que además es el titular de la firma santafesina Apache, la tecnología que vienen desarrollando las empresas nacionales se refleja en un papel creciente a nivel internacional, con un prestigio bien ganado en rubros como siembra, pulverización y manejo de granos en poscosecha.
De exportar por cerca de U$S 30 millones en los albores de la década pasada, el sector comercializa en la actualidad por más de U$S 300 millones, a destinos de América Latina, Europa y Oceanía, además de explorar nuevos mercados, como Sudáfrica.
Según publicó Clarin Rural, Castellani asegura que la Argentina es uno de los productores de maquinaria agrícola más destacados a nivel mundial. Hay unas 850 empresas y 300 agropartistas, según los datos del INTA.
Y dice que las fábricas nacionales siguen incorporando tecnología, a pesar de las dificultades. El camino de la innovación que recorre el sector se ve en la tecnificación de las diversas fases de construcción de las máquinas (pintura, soldadura, cortes láser), sin perder de vista la infraestructura y logística.
Con saldo a favor en el rubro tecnológico, el directivo remarcó algunas cuestiones que preocupan al sector, como el incremento de los costos en dólares. En este punto, destacó que si bien se ve afectada la competitividad y la rentabilidad, los empresarios del sector apuntan, en la medida de los posible, a no trasladar toda la suba a los clientes para no perder participación de mercado.
Así, a pesar de todo, la industria metalmecánica argentina suma tecnología, que se refleja en los lotes argentinos, y que la posiciona con éxito en distintos mercados internacionales.