El maní hoy está cotizando a u$s500 la tonelada, un valor al que se le suma la posibilidad real que hoy tiene la Argentina de concretar más envíos a más mercados internacionales.
Pero esto no significa que las cosas estén fáciles para el producto: el costo de implantación por hectárea del maní hoy ronda los u$s900, y se necesitan conseguir rindes de 27 qq por hectárea para por lo menos salir hecho del negocio.
Delfo Buchaillot, CEO del grupo NSP, que producen en 20.000 hectáreas distribuidas en Córdoba y San Luis, en las que siembran trigo, maíz, soja y, por supuesto maní, detalló a Infocampo que para esta campaña redujo el número de hectáreas destinadas al maní y hoy este cultivo cubre alrededor del 15% del total de su superficie.
Córdoba es la provincia argentina líder en la producción de maní pero también está viviendo fuertemente la expansión agrícola y la producción de soja crece campaña tras campaña.
Buchaillot explica que el grupo decidió achicar el área con maní por un tema netamente de rentabilidad, ya que los costos productivos están cada vez más elevados: de la mano de los arrendamientos, los propietarios de los campos están pidiendo alrededor de u$s450 por hectárea para la siembra de maní.
En este contexto Buchaillot detalla que hasta incluso muchos no quieren arrendar su campo para maní porque es bastante más rentable el cultivo de soja y además le dan prioridad a la rotación y sustentabilidad de sus tierras.
El costo total de producción de una hectárea de maní ronda los u$s900 por lo que hoy es necesario conseguir por lo menos 27qq por hectárea para salir hecho del negocio.
Si bien el grupo NSP tiene la conveniencia de comercializar directamente su producción con AGD, por lo que el costo de los fletes se reduce sensiblemente ya que la planta de esta empresa está muy cerca de ellos, aún así prefieren afinar bien los lápices ya que la producción de maní trae muchos riesgos financieros que otros cultivos no tienen.
Si bien Córdoba es tradicionalmente productora de maní y es un cultivo que tiene importantes empresas en el sector, no puede competir con la rentabilidad de la soja.
Buchaillot detalla que después de la crisis de 2001 los productores necesitan saldar muchas deudas contraídas, por lo que conseguir campos para este cultivo era una tarea mucho más sencilla.
Ahora la historia es otra, ya que con el correr de los años los dueños de los campos lograron recuperarse y los precios de los alquileres subieron fuertemente.
El CEO de NSP explica que también se le da mucha prioridad a la rotación, ya que después de sembrar maní en la próxima campaña no se puede hacer soja, por lo que el campo pierde valor ya que sólo sirve para el cultivo de maíz, y ahora con el boom de la soja nadie se quiere perder las ganancias que están dando los precios internacionales.
