Luego de su paso por Córdoba y Rosario, el Congreso Argentino de Malezas recayó en la ciudad de Mar del Plata.
En uno de los salones del hotel Sheraton, a metros del imponente Mar Argentino, empresas y especialistas en el control de estas especies invasivas captaron la atención de más de 700 presentes.
Marcos Yanniccari es el actual presidente de ASACIM, la Asociación Argentina de Ciencia de las Malezas y dialogó unos minutos con Infocampo, sobre los desafíos que enfrenta el sector agropecuario para enfrentar este verdadero dolor de cabeza que cada año aumenta en territorio argentino.
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LAS MALEZAS, BAJO LA LUPA
-¿Cómo fueron los orígenes de ASACIM, hace ya más de una década?
-El origen de ASACIM fue a raíz de un pequeño grupo de académicos que se reunió hace 10 años en Tucumán con la idea de formar la asociación. En Argentina había anteriormente una asociación de malezas que se había descontinuado, y en ese entonces ellos retoman la iniciativa. Fueron alrededor de 30 personas que desde el inicio pensaron que no sólo tenían que limitarse el ámbito académico, sino que también que tenían que ser lo suficientemente abiertos como para incluir lo tecnológico, lo productivo y que estemos todos entrelazados.
-¿Y quienes hoy vienen, se acercan porque están interesados obviamente en formarse y saber lo último tecnológicamente, o porque hay una preocupación del productor a la cual hay que dar la respuesta?
-Bueno, en cierta medida es porque las dos cuestiones se han dado en simultáneo. En particular la idea esa primogénita de la Asociación de estar vinculados y de estar contemplando el área de producción, lo académico y la industria con la tecnología se fue este expandiendo año tras año, y llegamos a por lo menos al día de hoy al Congreso donde la participación no sólo se limita a investigadores a docentes, sino también que estudiantes empresarios productores están todos relacionados alrededor del tema de las malezas.
-¿Pero se observa una preocupación de los productores?
-Y a la vez lógicamente en esa interacción están por un lado los nuevos desarrollos de la industria, los últimos resultados de la Academia y los principales problemas, que está sufriendo el productor. Esperamos que en esa combinación, en esa ensalada, podamos tener nuevos objetivos para para ir mejorando.
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-¿En qué se traduce este momento del productor?
-En que efectivamente las malezas desde hace unos cuantos años sobre todo asociado a la resistencia de malezas, se han desarrollado. Pero yendo más allá los distintos niveles de adaptación de las malezas a cualquier práctica de control, que nosotros estemos imponiendo, entonces ya el productor sufre esa imposibilidad de controlar las malezas con las herramientas que tiene disponibles hasta el momento. Allí entra mucho en juego el asesor, quien sabe también de eso, y entre ambos buscan nutrirse de los nuevos avances acá en este congreso.
-¿Cómo ves el movimiento y reacción de la industria en este sentido?
-En la historia del desarrollo de herbicidas, la industria entró en una caída al momento del surgimiento y la difusión de glifosato. Allí fue donde parecía que iba a resolver todos los problemas de malezas, pero en cierta medida se desestimuló el desarrollo de nuevos herbicidas.
-¿Por qué pasó eso?
-Sucedió que con la aparición de las resistencias y la dificultad de controlar, esas problemáticas se volvieron a estimular y ahora estamos viendo los resultados del desarrollo de los últimos años, podríamos decir de los últimos 10 años, que se están exponiendo con nuevos productos que se están presentando con nuevas formulaciones también. Y también con la búsqueda de nuevas alternativas de control en muchos casos basadas en principios activos biológicos.
La paleta de herbicidas se amplía para que las malezas no resistan
-¿Los desarrollos de la industria para combatir malezas duran menos que antes?
-Bueno, si nosotros pensamos en encontrar una herramienta que nos resuelva los problemas y emplearla con una adopción masiva, esa herramienta, como lo hemos visto porque la adaptación de las malezas sucede relativamente rápido, puede caer en el poco tiempo. Por eso la respuesta a eso es que tengamos muchas herramientas que podamos combinar. A eso lo llamamos “el paraguas del manejo integrado de malezas”. Solo bajo esas circunstancias podemos estar cambiándole las reglas de juego a las malezas y haciendo que todas estas tecnologías perduren en el tiempo.
-¿En cuánto compromete la rentabilidad de un productor arrendatario, por caso?
-Es un problema que se tiene que cuando ven que el cultivo está avanzando, pero también es un problema que está asociado a la posibilidad de realizar rotaciones y las rotaciones están asociados al uso de la tierra, y la disponibilidad para el productor de esas tierras va asociado en muchos casos al arrendamiento. Las condiciones del arrendamiento son condicionantes que en cierta medida desestimulan un manejo integrado de largo plazo de las malezas.