“Yo empecé con el Conicet trabajando en un tema totalmente distinto al agro, y llegué al campo años después. En ese momento descubrí un mundo fascinante con muchísimas oportunidades”.
Las palabras corresponden a Héctor Di Loreto, investigador, especialista en Química Orgánica de la Universidad de La Plata, donde actualmente sigue siendo docente. Pero también, Di Loreto es el actual gerente de investigación y desarrollo de Agrofina.
La empresa tuvo presencia en el último Congreso Argentino de Malezas, en Mar del Plata, y el especialista fue uno de los voceros de la firma.
Acompañado por Hugo March, jefe de desarrollo de formulaciones, dialogó con Infocampo y explicó el momento de la actividad en un contexto en el cual la problemática preocupa al sector.
“Las empresas que estamos trabajando para el campo tenemos infinitas posibilidades de desarrollarnos, de poder mejorar un activo que tenemos en Argentina, que es nuestra tierra, mejorar los cultivos, mejorar la eficacia y el rendimiento”, afirmó.
Según sus palabras, hoy en día “la problemática mundial que existe también en la Argentina es la falta de tierras disponibles”.
“Es lógico, por ejemplo, que no podamos hacer un uso agrícola de tierras que pertenecen a parques nacionales. Entonces hay que lograr la mayor eficiencia posible con los recursos que tenemos y con una demanda cada vez mayor con una población que crece”, estimó.
EL DESAFÍO DE PRODUCIR MÁS Y FRENAR A LAS MALEZAS
Según cálculos de organismos oficiales, la industria espera unas 10.000 millones de personas para el 2050 como población mundial. “O antes”, aclaró.
“Por eso digo que lamentablemente no hay una buena sinergia en la Argentina entre el sistema científico y las universidades. Yo pertenezco todavía a la universidad, soy profesor de la Universidad Nacional de La Plata, y allí hemos intentado hacer muchos convenios entre la industria y la Universidad y el Conicet“, contó.
Pero aclaró: “Los tiempos son distintos en Argentina: no funciona como en Europa, no funciona como en Estados Unidos, como en otros países en donde la práctica usual es tener convenios entre el sistema científicos y el sistema privado”, ejemplificó.
Para Di Loreto el sistema “está lento”.
“Yo necesito un Conicet más ágil. Cuando nació, tenía una gran proporción de investigación básica y una poca cantidad de investigación aplicada, hoy se está tendiendo a igualar”, expresó.
LA INVESTIGACIÓN EN AGROFINA
Hugo March, por su parte, detalló el trabajo que realizan puertas adentro de la compañía. “El trabajo de laboratorio en investigación y desarrollo es muy bueno para nosotros. Es muy buen ejercicio porque no es rutinario”, contó.
“Tenemos un vínculo muy continuo con marketing y servicio técnico de la empresa, que son los ingenieros agrónomos que analizan la problemática del campo. Con ellos tenemos reuniones muy seguidas y analizamos la factibilidad de desarrollar productos que ya están en el mercado y los productos nuevos, analizamos la problemática y buscamos soluciones factibles que puedan estar disponibles en un tiempo máximo de cinco años”, explicó.
Al trabajar con patentes vencidas, la obligatoriedad de la empresa pasa por comenzar el camino del desarrollo mucho antes de que el producto quede “liberado”. Y en ese tiempo se vuelve clave la aprobación del Senasa.
“Ese es el trayecto que manejamos nosotros desde el inicio de la investigación y del estudio de la problemática y de las soluciones hasta que puede estar ya registrado el producto y con posibilidad de ventas. Tardamos más o menos ese tiempo, cuatro o cinco años”, expresó.
Agrofina es hoy la la segunda empresa en Argentina que comenzó a sintetizar ingredientes activos. “Pero somos los que más cantidad de ingredientes activos sintetizamos. Tenemos más de 100 ingredientes activos sintetizados y validados”, remarcó.
En ese camino de prueba y error la factibilidad del producto se vuelve clave a la hora de lanzarlo al mercado.
“En el laboratorio de desarrollo de formulaciones analizamos cómo se va a vender ese ingrediente activo y ahí es donde le ponemos mucha cabeza, porque es cómo el producto va a interactuar con el blanco al que va a controlar. Entonces tenemos que buscar todos los componentes de esa formulación que mantengan estable al formulado dentro del bidón y que mantengan un caldo de aplicación que sea lo mejor y lo más efectivo posible”, detalló.
Y ahondó: “Además de este laboratorio, Agrofina posee dos laboratorios más: el de desarrollo de síntesis, donde se investigan y desarrollan las síntesis de los ingredientes activos. Y un tercer laboratorio que es fundamental: el de desarrollo analítico. Allí desarrollamos la metodología de control de para mantener una calidad constante y establecida de las materias primas, controlamos los procesos de síntesis y de formulación, y los productos finales”.
“Los tres están contenidos y vigilados por un sistema de gestión integral porque desde el inicio del desarrollo ya trabajamos en la parte ambiental”, expuso.
EL CONGRESO DE MALEZAS
Para March “es fundamental estar presente en estos en estos congresos”. “Acá se ve la problemática, se ve lo que va a venir y ahí junto con el equipo técnico, que estamos todos acá, estamos viendo qué aspecto nuevo se puede venir”, indicó.
Para Di Loreto, “la problemática de las malezas nos viene ganando”. “Si uno ve el progreso de las malezas resistentes las mismas crecen geométricamente y las nuevas tecnologías por momentos no alcanzan. Y hay que hacer uso de las viejas herramientas de los 80’, que en algún momento van a dejar de alcanzar. Es decir que la problemática es cada vez mayor”, apuntó.