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Maíz: una hoja de ruta para que acelere una cadena que es un “Fórmula 1”

El Congreso Internacional de Maíz volvió a reafirmar la oportunidad que significa el agregado de valor en el cereal para la generación de desarrollo, empleo y exportaciones.

Favio Re
Por Favio

Jefe de Redacción de Infocampo.

Al igual que en el Congreso Maizar, en el Congreso Internacional de Maíz que se llevó a cabo en Córdoba, el presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), Pedro Vigneau, llevó puesto un traje azul que a primera vista no tiene nada de extraño, pero que esconde un secreto muy importante: la tela está confeccionada en base a almidón de maíz.

Vigneau lo exhibe como un ejemplo de la enorme potencialidad que representa el agregado de valor en el cereal: en Argentina, solo un 25% de la cosecha se industrializa y tres de cada cuatro toneladas se van al exterior como materia prima sin procesar.

Esa tasa de transformación es muy inferior a las de Brasil (más del 60%) o Estados Unidos (más del 80%), donde no solo el grano se convierte en proteínas (carne o lácteos), biocombustibles o alimentos de consumo humano directo, sino también en bioproductos: se puede transformar sin problemas en elementos como bolsas, botellas y el traje de Vigneau mencionado.

Por eso, durante la apertura del Congreso, Vigneau calificó a la cadena maicera como un “Fórmula 1” del agro argentino, que lo único que necesita es una hoja de ruta con políticas que le permitan acelerar en el camino del desarrollo, para generar más empleo y exportaciones.

CONTRIBUCIÓN AMBIENTAL

“En un momento aciago, complejo, donde hay mucha gente que no la pasa bien, el maíz significa una enorme oportunidad para el desarrollo federal, sustentable e inclusivo”, resumió Vigneau a Infocampo.

Desde su punto de vista, esta oportunidad está apalancada también en cómo el mundo ha virado desde lo fósil a lo renovable, y a que Argentina es un país con menos huella ambiental en este cultivo, debido a al uso de la siembra directa y a niveles de fertilización inferiores a los de otras latitudes.

“Es una enorme oportunidad para que las empresas vengan a invertir, porque a ese maíz hay que transformarlo lo más cerca del lote posible, para no seguir agregando huella ambiental”, explicó el dirigente y productor bonaerense.

Para que esas inversiones sean posibles, Vigneau consideró que hay que estabilizar la macroeconomía y “asegurar a los inversores que va a disponer de esa inversión y conectarse con el mundo”.

En ese sentido, criticó: “Somos el único país de América que les cobramos impuestos a las exportaciones”.

“El tema es asociarnos para que esto mejore y dejar de tirarnos piedras unos a otros. Es hora de dejar de dar vueltas y desandar el camino de la eterna potencialidad argentina”, amplió.

UNA CADENA QUE EXPLOTA EN VALOR

En similar sentido a lo expresado por Vigneau, uno de los paneles que se vio durante el Congreso de Maíz hizo foco en el fundamental aporte que esta cadena ya está haciendo al país.

“Dejó de ser un cultivo de importancia agropecuaria, para ser de importancia macroeconómica”, sintetizó el subdirector Ejecutivo de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ramiro Costa.

Tal afirmación llegó luego de recordar que es el segundo complejo aportador de divisas, por detrás de la soja, y que en cuatro campañas pasó de movilizar U$S 12.000 millones a U$S 24.000 millones anuales, explicando 4% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional.

Costa subrayó que esto ocurre pese a que “Argentina tiene las peores políticas agropecuarias: el campo no tiene apoyo de subsidios y tiene un desincentivo a producir por los derechos de exportación”.

ramiro costa

Por su parte, la economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), Nicolle Pisani, aportó más datos relevantes sobre el complejo maicero.

Precisó, por ejemplo, que genera de manera directa 237.000 puestos de trabajo en el país y está en el quinto lugar entre las mayores cadenas agroindustriales, en lo que a empleo se refiere.

En tanto, ahondó que las exportaciones de 2022 vienen 27% por encima de las de 2021, ya habiendo superado los U$S 5.000 millones en lo que va del año, y con un aporte de retenciones cercano a los U$S 600 millones.

Todo esto, de nuevo, con un desincentivo muy importante que viene desde el Estado, que se lleva alrededor del 55% de lo que genera cada hectárea maicera.

Por último, Gonzalo Agusto, economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, citó algunos datos relevantes de esa provincia, que es la mayor productora de maíz de la Argentina.

El impulso que recibió el cereal a partir del ciclo 2015/16, cuando el anterior gobierno nacional eliminó las retenciones a este cultivo, permitió que la siembra en Córdoba pasara de una relación de cuatro hectáreas de soja por cada una de maíz, a 1,3 por cada una.

De esta manera, en cinco de las últimas seis campañas, los productores mediterráneos produjeron más maíz que soja.

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