La siembra de maíz tardío se da este año en un marco particular: está prácticamente confirmada la Niña, los precios de los insumos siguen en aumento y cuesta pensar en una estrategia adecuada para la fertilización.
Para el cereal sembrado en esta fecha, igualmente, el nitrógeno y el fósforo son los principales nutrientes que limitan la producción, pero también el zinc y el azufre muestran deficiencias con los años sucesivos de agricultura en Argentina, a los cuales este cultivo también responde cuando se lo fertiliza.
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Yendo al punto práctico, de acuerdo a las recomendaciones que brindan desde la compañía de semillas KWS, el primer nutriente a tener en cuenta es el fósforo, el cual comúnmente se agrega a la siembra. En este caso, el umbral promedio oscila entre 13-15 partes por millón (ppm). Entonces, debemos observar si estamos por debajo o por encima de estos valores.
En siembras tardías, al registrarse temperaturas más altas, la difusión del fósforo en el suelo es mayor, con lo cual la planta lo captará más rápido. De esta forma, indican los técnicos de la compañía alemana, una de las líderes del mercado de maíz, en suelos cercanos al umbral podemos utilizar solo arrancadores y obtener excelentes rendimientos. En tanto, con situación deficitaria y por debajo del umbral, debemos pensar en una fertilización con fósforo priorizando dosis más altas y en la línea.
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Nitrógeno
Cuando se trata de nitrógeno hay que considerar dos factores: por un lado, la oferta inicial, que se dará por el nitrógeno inicial y su potencial mineralización; por otro lado, habrá que pensar en el rendimiento objetivo, que lo que determina la dosis.
Entonces, sobre la aplicación, coincidir la oferta de nitrógeno con la demanda del cultivo e intentar que también coincida con la aplicación de eventos de precipitaciones.
Al mismo tiempo, hay que considerar el antecesor lo que dependerá de la cantidad de rastrojo y su relación carbono/nitrógeno.
De esta forma, si el antecesor es una gramínea se pueden alcanzar inmovilizaciones de entre 20 a 50 kilos de nitrógeno, lo que demandará una fertilización con más nutriente. En tanto, si el cultivo previo es una leguminosas, como vicia, la situación será diferente, dado que es posible recibir aportes de entre 60 y hasta 100 kilos de nitrógeno.
Zinc y azufre
Para el caso del azufre, recomiendan desde KWS, prestar atención en suelos con bajo contenido de materia orgánica o disminuciones de la misma por años de agricultura.
En este caso, trabajos realizados en región pampeana muestran que un umbral crítico a la siembra en maíz sería de 40 kilos de azufre por hectárea en un estrato 0-60 centímetros, donde podría haber deficiencia si estamos por debajo y baja probabilidad de respuesta si estamos por encima.
En relación al zinc, en el cultivo de maíz este nutriente muestra su deficiencia por debajo de una parte por millón por debajo de una parte por millón (1 ppm).
Otra situación donde podemos ser deficientes en zinc es en suelos con bajo contenido de materia orgánica, arenosos o con muchos años de agricultura o en fechas de siembra temprana.
En siembra tardía, normalmente, la difusión es mayor y es probable que el cultivo no muestre esa deficiencia.