Por Delfina Fey y Ricardo Maich – Investigadores de la Facultad de Ciencas Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (FCA-UNC)
Hoy diciembre no es simplemente otro mes sino el mes en el que se siembran los maíces más rendidores en el centro norte de la provincia de Córdoba. Diciembre ha llegado otra vez y se comenzará a sembrar.
Este párrafo se nutre de la letra de una canción de Miguel “conejito” Alejandro. Originalmente se intentó extrapolar desde el centro a la periferia el mes de la primavera (septiembre) como fecha óptima de siembra del maíz. Años de prueba y error nos señaló al mes de diciembre como el mes en el que la siembra del maíz se debía realizar, dos meses después de lo que se recomendaba para el núcleo maicero vernáculo.
Como se suele decir, la excepción confirma la regla, y en el tercer año consecutivo de chancletas (niñas), la debacle hizo mucho ruido. El Ingeniero Carlos Carranza señala que el intervalo de rendimiento varió entre 0 ton ha-1 a 8 ton ha-1.
UN ENSAYO DEL MAÍZ TARDÍO CORDOBÉS
Con el objetivo de analizar en detalle tal disparidad, se presenta un resumen de los resultados de un ensayo de maíz conducido en el Campo Escuela dependiente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC) durante la campaña agrícola 2022-2023.
Seis fechas de siembra (octubre a febrero), tres densidades (4, 6 u 8 plantas m-2) y dos dosis de nitrógeno (0 ó 30 kg N ha-1 en el surco). Una de las variables objeto de estudio resultó ser el rendimiento en grano (kg ha-1) al 0 % de humedad. Los datos fueron interpretados estadísticamente gracias al software Infostat.
De las tres fuentes de variación evaluadas, fecha de siembra, densidad de siembra y dosis de nitrógeno, solo para las dos primeras se observaron diferencias estadísticamente significativas entre medias: 40.000 plantas por hectárea son demasiado pocas para alcanzar el rendimiento objetivo.
CUADROS Y DATOS
Focalicemos nuestra atención en la siguiente tabla en la que se presentan los rendimientos unitarios por hectárea, por fecha de siembra, confundiendo densidad y dosis de nitrógeno (las interacciones de primer y segundo orden resultaron no significativas)
En tanto, en un intento de contextualizar ambientalmente los rendimientos logrados en cada una de las seis fechas de siembra (FS), se presentan en la siguiente tabla la cantidad de agua útil (AU) almacenada en el suelo a la siembra hasta los 120 centímetros de profundidad (% respecto a la capacidad de campo), fecha en la que el cultivo alcanzó el estado de R1 (estigmas visibles), intervalo de tiempo correspondiente al periodo crítico (PC) para la determinación del rendimiento en grano (±15 días respecto a R1) (IPC), precipitaciones durante PC (PPPC), entre paréntesis PP 15 días antes, en R1 y 15 días después de R1, días con temperaturas iguales o superiores a los 32 grados centígrados durante PC (T≥32° PC), entre paréntesis T≥32° 15 días antes y 15 días después de R1 y días con porcentajes de humedad relativa superiores al 60% durante PC (HR≥60 PC).
Al analizar las campañas agrícolas 2019-2020 y 2020-2021 en el centro norte de Córdoba, se constató que los rendimientos de maíz alcanzaron un pico de rendimiento con las siembras de diciembre.
Por otra parte, durante el 2021-2022 hubo una advertencia de lo que acontecería en el 2022-2023, quizás no tan global, pero que localmente hizo estragos en las siembras de octubre y noviembre.
Los periodos críticos para la determinación del número de destinos por unidad de superficie para las mencionadas fechas de siembra coincidieron con dos eventos climáticos nefastos, altísimas temperaturas (≥ 32°) y una granizada inoportuna (03/01/22).
CONCLUSIONES
Yendo a la campaña maicera apenas finalizada e intentando interpretar lo acontecido, se establecerá una analogía entre la morfología de un volcán y el rendimiento en grano a lo largo de las seis fechas de siembra evaluadas.
Supongamos que el cono volcánico se corresponde con el mes de diciembre, o sea la fecha óptima de siembra del maíz en la región (paradigma vigente), la base del volcán se corresponde con las fechas de siembra con los rendimientos más bajos (fines de octubre y principios de febrero), mientras que las fechas de noviembre y enero se corresponden con las superficies cóncavas del volcán con rendimientos intermedios al de las siembras de diciembre y de octubre/febrero.
Tomemos como ejemplo el volcán Vesubio con un cono de aproximadamente 1.281 m de altura y un cráter de más de 300 m de profundidad. Aproximadamente de esta magnitud fue la caída (profundidad del cráter) del rendimiento en la siembra de diciembre (4249 kg ha-1) respecto a las siembras de noviembre/enero (6151 kg ha-1), 31 %.
¿Cómo se explica que, partiendo con la misma cantidad de agua almacenada en el suelo, con la misma cantidad de precipitaciones y temperaturas iguales o mayores a los 32 grados durante el periodo crítico, las siembras del 11 y 30 diciembre hayan brindado rendimientos tan disimiles?
Quizás si subdividimos al periodo crítico en dos, 15 días antes y 15 días después de R1, podamos encontrar una plausible respuesta a nuestra situación problemática. La caída de los rendimientos en la fecha del 11, respecto a los alcanzados en la fecha del 30, puede que se deba a dos causas concomitantes, en esta última fecha llovió más y hubo menos días con temperaturas por encima de los 32 grados quince días antes R1.
En una nota periodística, la Doctora María Elena Otegui hace más hincapié en la primera que la segunda quincena alrededor de R1. Al respecto se rescatan las siguientes afirmaciones: “los estreses que predominan durante la etapa ‘pre’ pueden modificar el número de granos espiga” y “las mermas en el número de granos no pueden ser ni por cerca compensadas por las mejoras del peso individual del grano”.
Los autores agradecen la colaboración prestada por Alfredo Fessia.