El achaparramiento del maíz, la enfermedad provocada por la bacteria Spiroplasma kunkelii cuyo vector es la chicharrita del maíz, se ha convertido en el principal desafío para los agricultores argentinos.
Ya con los daños provocados en la cosecha actual imposibles de frenar, desde la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) destacaron que “es crucial empezar a planificar estrategias para manejar esta situación en la próxima campaña”.
Más teniendo en cuenta que, según los relevamientos de la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid, este insecto continúa con un preocupante avance de norte a sur, que se aguarda continúe en los próximos años, de acuerdo a proyecciones futuras bajo un escenario de calentamiento global.
LOS MAÍCES “GUACHOS” O “VOLUNTARIOS”, EN LA MIRA
En este contexto, la REM difundió una serie de pautas para avanzar en un primer paso fundamental para que la plaga no cause tantos estragos en la próxima campaña: la eliminación de los maíces “voluntarios” o “guachos”, como una de las prácticas más importantes para romper el ciclo biológico de la chicharrita y reducir el inóculo de la enfermedad.
Cabe recordar que estos maíces son plantas que crecen a partir de granos perdidos durante la cosecha anterior y actúan como un “puente verde” entre una campaña y otra, funcionando como un reservorio tanto del vector como de los agentes causales del achaparramiento.
“El control de estas plantas comienza durante la cosecha del maíz anterior; es decir, ahora, mediante una regulación de la cosechadora para evitar la caída excesiva de granos en el campo y la ruptura de espigas. Es esencial inspeccionar y ajustar el cabezal de la cosechadora, los sistemas de trilla y limpieza, capacitar al personal y mantener un monitoreo constante”, repasaron desde Aapresid.
Además, señalaron que el control químico de las plantas voluntarias es importante tan pronto como aparezcan.
“El uso de herbicidas selectivos, como graminicidas, puede ser efectivo, especialmente cuando la infestación es significativa. Sin embargo, es crucial realizar este control antes de que las plantas alcancen un estado fenológico avanzado, idealmente cuando tienen hasta 3 o 4 hojas, para evitar que el vector desarrolle una nueva generación”, agregaron.
UN BUEN BARBECHO LARGO, LA CLAVE
Del mismo modo, desde la empresa Tecnomyl también sumaron sus recomendaciones para enfrentar la chicharrita, partiendo por lograr un barbecho que deje bien limpios los lotes.
Su responsable de Soporte Técnico, Pablo Reyna, lamentó que el avance de la chicharrita ha provocado que “muchos piensen en disminuir su intención de siembra de maíz”.
Esto se traduce en una precampaña del cereal que viene demorada a la espera de ver cómo se comparta el insecto vector en los próximos meses.
De todos modos, desde Tecnomyl coinciden: una de las medidas mencionadas de mayor impacto para disminuir la incidencia de la enfermedad es cortar con el ciclo de la plaga eliminando plantas voluntarias de maíz en los barbechos (al menos 90 días previos a la siembra debido a la duración de vida del insecto vector).
Pero no solo se trata de ser precisos en la selección y aplicación de los herbicidas, sino también que se impone un monitoreo permanente de la plaga para incluir en esta acción insecticidas eficientes.
En este marco, Tecnomyl ofrece dos de los herbicidas de uso más común en barbechos: atrazina granulada al 90% “Atramyl” y glifosato de sal potásica al 62% “G62”.
Y para un control eficiente de maíz voluntario, los graminicidas Haloxigen Max (haloxifop 54%) y Todym Plus (cletodim 48%).
Por otro lado, fuera de los barbechos y pensando en el control de escapes de malezas difíciles como yuyo colorado en maíz, Mesomyl, a base de mesotrione al 48%, es una excelente alternativa para librar al cultivo de competencias durante los primeros estadios de su postemergencia.
En tanto, continuando con la problemática del achaparramiento del maíz, emergen alternativas y nuevas demandas en cuánto a insumos y manejos de otras opciones que son menos frecuentes, entre ellos, el cultivo de girasol, sorgo, porotos y nuevas tecnologías en el cultivo de soja.
“Tenemos para ofrecer una amplia gama de herbicidas de acción residual, y también las opciones de Prontogen MYL (fomesafén 12% + S-metolacloro 51.8%) y Helios Plus (glufosinato de amonio 60%, hoy el más concentrado del mercado) para sistemas de soja Enlist. Posicionando a Prontogen MYL como preemergente y a Helios Plus como posemergente para el control de la maleza número uno: yuyo colorado”, puntualizó Reyna.
Y añadió: “No quisiera dejar de mencionar que Tecnomyl es una empresa nacional que formula y produce fitosanitarios a gran escala, garantizando su disponibilidad y comercialización, principalmente de atrazina, donde posee líneas exclusivas y de alta tecnología que eficientizan el proceso y calidad de su producción con costos competitivos para llegar al productor argentino con la mejor relación costo/dosis”.
Por último, completó: “Además, agrega valor al sistema país ya que involucra el uso de recursos nacionales, la generación de puestos de trabajo directos vinculado a la fabricación de sus productos, la contratación de servicios de logística de movimientos, la utilización de insumos de fabricación local para packaging y otros servicios indirectos involucrados”.