La suba del precio de la leche (y muchísimos otros alimentos) es un tema que preocupa a la mayoría de los argentinos. En especial a los tamberos, que aseguran que las cadenas de supermercados se quedan con la mayor parte de la renta de forma poco transparente. Para Juan Vasco Martínez, para entender el proceso que provoca el aumento de precio desde el productor hasta la góndola hay que prestar atención a otros actores. “Nadie habla del segmento mayorista, por ejemplo. Nosotros no les compramos directamente a los productores, sino que vamos a los intermediarios”. Y también apunta a la concentración del mercado. “Supermercados hay muchísimos, pero fabricantes muy pocos. Por ejemplo, el 80% de la fabricación de galletitas pasa por dos marcas. Y con los lácteos sucede lo mismo”.
“Nos han convertido en el archivillano número uno. Pero no hay profunidad en el análisis. Las grandes cadenas representamos el 36% de la facturación, no somos los únicos actores en este proceso y hay una tendencia a tornar invisible al resto de la cadena comercial”, señala el director ejecutivo de ASU (la Asociación de Supermercados Unidos), donde están 19 de las 20 principales compañías del sector. “Si en vez de apariciones efectistas accedieran a nuestros balances, que son públicos, verían que este papel de monstruo no nos corresponde”, dijo en declaraciones a InfobaeTV.
El ejecutivo detalló que la suba de precios provocó una fuerte caída del poder adquisitivo, que se notó mucho en el primer trimestre. “Estimamos que la caída de las ventas se ubica en el 8% para esta primera parte del año”, señaló. Una merma notable teniendo en cuenta que en el supermercado se venden básicamente alimentos y bebidas.
-¿Usted quiere decir que no son los que terminen fijando los precios de los productos?
-El otro día escuchaba al ex legislador Héctor Polino decir que tenemos el 70% de la facturación, pero eso es falso. Todos los estudios muestran que tenemos el 36%, mientras que los almacenes de barrio cuentan con el 40% y los autoservicios asiáticos el 24%. Así que no hay posición dominante ni mucho menos. Los supermercados ganan plata, pero también los fabricantes, los mayoristas y los distribuidores. Todo aquel que participa en una actividad económica tiene como finalidad la venta de un producto, tiene incidencia en el precio del mismo.
El empresario definió las ganancias del sector como “muy ajustadas”: “La rentabilidad está en el 2% de la facturación, son números que se ajustan a los estándares internacionales. Mantener abierto un supermercado cuesta 35% de cada ticket. Además está la carga impositiva, que en algunos casos llega por ejemplo a 5,5% sólo de ingresos brutos. Además hay que mantener la estructura edilicia, pagar luz, agua y gas”.
En la entrevista, el ejecutivo atribuyó la inflación a los problemas macroeconómicos y no a los precios que fijan las grandes bocas. “El Gobierno está tratando de operar en un marco de dificultades notables. No soy economista, pero es evidente que se viene de un desborde de emisión monetaria y la falta de inversión provocó que haya menos producción, lo que también incide a la hora de fijar precios”.
Sobre el cierre de la charla, algunos adelantos: el Gobierno ya está trabajando con el sector para prorrogar el programa de “precios cuidados” que vence en mayo, aunque con algunas modificaciones. “Puede haber algunos faltantes eventualmente, pero estamos dentro del 10% que es normal en el resto de los productos”.
Y se mostró de acuerdo con la eliminación del IVA para los productos de la canasta básica para determinados segmentos, un proyecto que Mauricio Macri anunció el 1 de marzo ante el Congreso. “Hay algunas trabas tecnológicas pero se puede implementar. Salvo 160.000 personas, la mayoría de los que cobran plantes sociales tiene tarjeta y una caja de ahorro, por lo que podría recibir la devolución del IVA a fin de mes sin mayores inconvenientes”, detalló.