Sí, nosotros también decimos ¡Ufa, ché, otra vez con la inseguridad! Pero por otro lado, si no lo hacemos nosotros ¿quién? Carlos Russo realizó un trabajo magnífico relevando a las bandas de cuatreros que están asolando el país en la edición de El Federal del 29 de agosto. Se tuvo la información y se difundió. Pero no hubo ningún acuse de recibo. No pareció lastimar la piel de ningún funcionario. ¿Hubiésemos necesitado la firma de Juan Carlos Blumberg? No lo creo. Pero tampoco es para descartarlo.
En nuestra redacción no pasa un día sin que alguna Sociedad Rural del interior nos haga conocer un nuevo hecho delictivo. ¿Es parecida a la situación de inseguridad urbana que con mayor asiduidad está en los medios. No. Es, obviamente, peor. El grado de indefensión es mayor. Y es allí donde la falta de una contundente respuesta oficial se nota más clara.
En la nota central de este suplemento se le pone números a la inseguridad. “La realidad no es buena ni mala. Lo que no tiene es, remedio”, escribió el poeta. Eso no significa resignación sino más bien la necesidad de hacer un buen diagnóstico para poder encontrar las soluciones.
Hace un tiempo, dos de las principales entidades empresarias del sector (Aapresid en Rosario y Aacrea en Mar del Plata) acaban de coincidir en dejar de hablarle a los propios para animarse a llegar también a los extraños. Porque nadie está afuera.
“Es hora de pasar a la acción”, concluyeron en Mar del Plata. Bien. Desde Infocampo hace muchos meses que asumimos el compromiso de ocupar un espacio vacío. “El campo cambió. Debemos cambiar la forma de comunicar”, sostenemos.
Por eso no dejamos los temas, tentados por la coyuntura. Pretendemos ejercer los cinco sentidos del periodismo: estar, ver, oír, compartir y pensar.
¿Mostrar que el peor lugar del delito rural es el conurbano bonaerense significa que hay ensañamiento con Felipe Solá? No. Es más, lo conocemos desde su época de secretario de Agricultura en los ’90. Sabemos de sus más. Su sólida formación intelectual. De su capacidad para crear equipos de trabajo. Y de la nada envidiable tarea que le toca desempeñar al frente de una gobernación como la bonaerense. Pero también hay que contar los menos. Si tiene o no mando territorial efectivo propio o si está obligado para gobernar a ser el eterno rehén entre el presidente Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde serán materia para los analistas políticos. Nuestro deber es recordar que la situación en el conurbano bonaerense, en términos de seguridad rural, es la peor. Y que él no la desconoce. Los vaivenes en el Ministerio de Seguridad provincial tampoco ayudan a tener esperanzas de poder cambiar el rumbo en el corto plazo.
El politólogo Rosendo Fraga sostiene que para encarar con razonabilidad el camino de la solución a este problema hay que pensarlo como un sistema integrado en el que interactúan: el Poder Ejecutivo, el Legislativo y la Corte Suprema, tanto nacionales como provinciales, y las fuerzas de seguridad. De cómo se forme este entramado saldrá o no una respuesta. ¿Cuántos delitos más harán falta hasta que la seguridad tome carácter de política de Estado? ¿Si las encuestas señalan que para los ciudadanos no hay otra preocupación mayor, ¿cuál es la traba que ni siquiera por cuestiones demagógicas impulsa a estos actores a buscarle una solución?
Seguiremos escribiendo sobre lo que sucede tranqueras adentro. Pero también tranqueras afuera. Porque también creemos que otra Argentina es posible. Pero hay que trabaja