A través de imágenes satelitales, un equipo de especialistas del INTA Alto Valle pudo estimar que entre diciembre de 2019 y la primera quincena de enero, los incendios en Río Negro afectaron más de 32.000 hectáreas. Advierten que para lo que resta de febrero será de vital importancia extremar las medidas de prevención para evitar incendios.
Con la llegada del verano es habitual que, con el aumento de temperaturas, aumente también el peligro de incendios en el país. En ese sentido, Antonia Devesa, referente del INTA Río Colorado, señaló que “hasta ahora suman 32.212 hectáreas de pastizales naturales quemadas en el noreste rionegrino ”.
El noreste de la provincia antes mencionada, es la zona con mayor desarrollo de focos. “Con 13.500 hectáreas, el departamento de General Conesa el más afectado”, expresó Devesa y añadió que “le siguen Pichi Mahuida, con alrededor de 8.700 hectáreas y San Antonio y Adolfo Alsina con casi 3.500 hectáreas afectadas cada uno”.
Si bien la acumulación de material altamente combustible (vegetación herbácea) no fue muy elevada durante 2019, producto de las bajas precipitaciones que no lograron superar los 300 milímetros anuales, desde el 1 de diciembre de 2019 se registraron más de diez focos de incendios de diferentes magnitudes.
En este sentido, Devesa adelantó que los focos de incendios pueden iniciarse por distintas causas. “Entre las más recurrentes, se encuentran las tormentas eléctricas y la intensidad del viento, que favorece la propagación de las llamas”, advirtió.
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El incendio más grande ocurrido en Pichi Mahuida y comenzó el 14 de enero cerca de Río Colorado. Allí, varios días seguidos de vientos intensos propagaron el fuego por varios kilómetros. El 3 de febrero se registraron tres focos de incendios activos ubicados en proximidades de Conesa, pero que” ya están controlados”, informó Mauro Marinzalta, extensionista de INTA.
En cuanto a las pérdidas ocasionadas, fueron variables. “Según los relatos de los productores, en los campos donde comenzó el fuego se propagó con gran intensidad porque sucedió en horarios donde la temperatura ambiente era muy elevada y eso ocasionó las mayores pérdidas, tanto por la quema de alambrados como por la muerte de algunos animales”, expresó Devesa y añadió: “En cambio, en los lugares donde el fuego pasó con menor intensidad, la principal pérdida fue de forraje”.
Mediciones realizadas por especialistas del INTA Valle Inferior, anticipaban que “las pérdidas de forraje podrían estimarse en un promedio de 300 kilogramos de materia seca por hectárea, con variaciones entre los diferentes predios”.
De acuerdo con la previsión meteorológica del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), para el trimestre enero, febrero y marzo, los departamentos de Pichi Mahuida, Conesa y Adolfo Alsina registran precipitaciones por debajo de lo normal y altas temperaturas. Por esto, “en lo que resta de la temporada, es de suma importancia continuar con las medidas de prevención que ayuden a minimizar el impacto de los siniestros, ya que si estas condiciones se mantienen podrían retrasar la recuperación de la vegetación afectada y aumentar el riesgo de erosión de los suelos”, manifestó la referente del INTA.