Por Verónica Sosa – Analista de Mercado de fyo
La cosecha de maíz 2023/24 se da por finalizada, en una campaña sumamente particular en la que el productor fue sorprendido por la inédita expansión territorial de la plaga de la “Chicharrita” que arrasó con casi 10 millones de toneladas de producción potencial, y tras lo cual, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estima una producción de 46,5 millones de toneladas.
De dicha producción, se espera que el mercado interno consuma unas 15,4 millones, principalmente para alimentación animal, quedando remanente 31,1 millones como potencial saldo exportable, siendo el máximo volumen que se podría exportar sin poner en riesgo el consumo doméstico y sin echar mano a stocks de campañas anteriores.
A la fecha, el sector exportador acumula Declaraciones JUradas de Venta al Exterior (DJVE) por 29,1 millones, volumen consistente con dicho saldo.
Desde el lado de la comercialización, en tanto, el sector exportador tiene compradas 26,8 millones de toneladas; es decir, más de 90% de las 29,1 millones de DJVE.
Considerando que estas declaraciones se dan por cumplidas embarcando el 90% de lo declarado, a priori no cabría esperar un recalentamiento en los precios del maíz en el mercado interno dado que el sector cuenta con el cereal para cumplir cómodamente con los compromisos.
Esto es, por supuesto, un análisis en términos agregados, pudiendo variar la situación si se analiza por firma exportadora.
QUÉ VIENE PASANDO CON LOS PRECIOS DEL MAÍZ
Sin embargo, en los últimos meses venimos observando un precio por maíz muy sostenido en el mercado doméstico, aún a pesar de valores internacionales que se ubican ya en mínimos desde 2020.
Como motores del sostén a los valores locales, identificamos:
- (1) Las mejoras en las primas de exportación sudamericanas, que pudimos ver también en los precios de exportación del maíz brasilero.
- (2) El esquema de vencimientos mensuales de DJVE, que implicaron un desafío creciente en contextos de sucesivos recortes en la estimación de producción y retrasos en las ventas de los productores.
De esta forma, la presión y sostén del precio interno de cereal no ha venido desde el lado de la originación, sino desde la necesidad de pricing (compras con precio puesto y fijaciones de precio), siendo lógico suponer renuencia del sector exportador por embarcar mercadería sin precio, dado el riesgo de quedar descalzado.
A la fecha, la exportación lleva priceadas 20,9 millones de toneladas, faltando poner precio a 8,2 millones de toneladas. Si bien en principio no resulta un volumen de pricing difícil de alcanzar ya que resta aún la campaña comercial, para intentar dimensionar que tanto la necesidad de pricing podría presionar el precio interno en lo sucesivo, es necesario evaluar los vencimientos mensuales de las DJVE.
Como se observa en el gráfico siguiente, hasta julio, el acumulado de pricing mensual ha logrado exitosamente superar el volumen mensual de DJVE por vencer (17,85 millones de toneladas), restando ponerle precio a 500.000 toneladas para cumplir con las DJVE que vencen en agosto. Para septiembre vencerán 2,9 millones de toneladas adicionales.
De esta forma, si bien la exportación deberá continuar en mercado para poner precio al restante de ventas declaradas, y suponiendo que el ritmo comercial se asemeje a los años anteriores, a priori no resulta una situación que deba recalentar por demás los precios internos.
Sin embargo, de detenerse el ritmo de pricing, el sector exportador se vería obligado a incurrir en un contramargen mayor, hoy estimado en unos – U$S 10 por tonelada, para no incurrir en multas por incumplimiento.
Algunos analistas identifican a la habilitación China para la importación de maíz argentino, como un factor que podría traccionar los precios internos del cereal.
No obstante, estas compras no aparecieron de forma notable en el mercado (habiéndose exportado a la fecha solo 72.000 toneladas), y con poco recorrido adicional para lo que resta de la presente campaña, dado que no queda mucho saldo exportable por vender.
MIRANDO A LA CAMPAÑA 2024/25
Si bien la población de “Chicharrita” viene siendo monitoreada, la falta de certidumbre respecto del posible impacto que podría tener en la próxima campaña, dilata las decisiones de siembra.
Sin dudas, tendremos una reducción en el área sembrada de maíz, con pases a soja principalmente, y a sorgo o girasol en menor medida.
Recientemente, se dieron a conocer las primeras estimaciones. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) anticipa una caída del 21% en el área sembrada a nivel país, mientras que la BCBA estima un recorte del 17%.
Por su parte, la estimación de la Secretaría de Agricultura es más conservadora, suponiendo un 15% de caída de área.
No hay vuelta atrás: el maíz va camino definitivamente a una fuerte caída de la siembra
Ante esta incertidumbre, el productor no se apresurará a tomar decisiones de ventas sobre el cereal nuevo, reflejo de ello es el bajo nivel de ventas en 670.000 toneladas, con solo 92.000 toneladas con precio.
En este marco, el sector exportador, prácticamente no declara ventas al exterior; habiendo registros de DJVE por 400.000 toneladas, frente a un promedio para la fecha de 3 millones de toneladas.