La política de ganados y carne sostenida por el Ejecutivo Nacional en el último año y medio, concentrada en sostener en el tiempo un tipo de cambio no competitivo para nuestro sector con el objetivo de disminuir las exportaciones para volcar al consumo interno la casi totalidad de la carne producida, va camino a generar los mismos problemas que ya se provocaron con la cadena triguera. De continuarse en el tiempo, nos encontraremos primero con una nueva liquidación de stocks y luego con el desabastecimiento interno y fuerte caída del consumo, como ya ocurrió en 2010.
Si se mantiene el mismo nivel que en los primeros 5 meses del año, el consumo interno será equivalente a 93,2% del total producido, muy cerca del 93,9% que se consumió en 2001, cuando se nos cerraron todos los mercados externos debido a la aparición de la fiebre aftosa en el país.
Preocupa y mucho el modo en que se han relajado los controles sanitarios y comerciales en el sector, tanto que parecería que algunos funcionarios añoran el retorno de algún foco de fiebre aftosa.
El sostenimiento de esta política antiganadera pone de manifiesto la falta de conocimiento que tienen los funcionarios responsables sobre el sector agropecuario y las cadenas de comercialización cárnicas, dado que al deprimir intencionalmente el precio del ganado bovino, impiden el desarrollo de las cadenas avícola y porcina, generando gravísimas pérdidas económicas y en ocupación de mano de obra.
Los consumidores saben cuánto rinde cada tipo de carne y también saben que si tienen que elegir entre carne vacuna y productos de menor precio aparente, pero con rendimientos muy inferiores, la elección más conveniente es la carne vacuna, por lo que dejarán de consumir los otros productos si el diferencial de precio al público entre ellos no es suficientemente alto.
Para decirlo de otra manera: deprimir artificialmente el precio de la carne vacuna no sólo perjudica al sector bovino, sino que también impide el desarrollo de la avicultura y de la porcicultura. Esto tiene un agravante y es que cuando el precio de la carne vacuna vuelva a aumentar de manera desproporcionada, los productores de las carnes sustitutas no estarán en condiciones de abastecer el aumento brusco de la demanda que el aumento del precio de la carne vacuna generará para sus productos, recalentando también los precios de los productos sustitutos.
Según nuestras estimaciones, en mayo la faena total fue de 1,08 millones de cabezas y se mantuvo en el nivel del mes anterior. Y nuevamente el mayor nivel de actividad de la industria frigorífica se explicó por la mayor participación de las hembras en la faena total.
En mayo de 2013 la faena total creció 11,1% anual. Ahora bien, la desagregación mostró un avance de la faena de hembras de 20,8% anual, en tanto que la de machos registró un aumento de apenas 4,8% anual. El mes pasado a participación de las hembras en la faena total llegó a 42,8%. Estos porcentajes son los que nos llevan a creer que en el segundo semestre del año puede recomenzar una nueva liquidación de hembras.
La producción de carne vacuna totalizó 241 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h) en el quinto mes del año, volumen que resultó 6,5% superior al registrado en el mismo período del año pasado. La totalidad del aumento de la producción se explicó por el crecimiento de la faena total, ya que el peso promedio de la res en gancho experimentó una caída de 4,1% anual (a 223 kg/res gancho).
En lo que respecta al consumo de carne vacuna por habitante, el promedio móvil de 12 meses se ubicó en 60,7 kg/año en mayo de 2013, es decir 7,3% por encima del guarismo alcanzado en igual lapso de 2012. Y de esta manera, se recortó la caída a 12,2% con respecto al máximo relativo verificado en 2009.
En el primer cuatrimestre del año, las exportaciones de carne llegaron a 41.812 tn pp y en relación a igual período de 2012 resultaron 2,6% inferiores.
Por Miguel Schiariti. Presidente de Ciccra