A través de un nuevo informe del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se analizaron los principales indicadores que están cambiando al cultivo del maíz en la Argentina.
De acuerdo a los últimos analizados por los técnicos de la entidad, de acuerdo a lo que ocurrió en la campaña 2020/21, un ciclo que marcó un récord para la producción del cultivo, superando las 50 millones de toneladas, el avance tecnológico es significativo, pero también sobresalen algunos aspectos que preocupan.
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En referencia a la tecnología aplicada, que viene ayudando a los pequeños saltos productivos, según la Bolsa, la distribución de los niveles tecnológicos en maíz de primera se alcanzó el nivel alto en el 56% de los casos, mientras que el maíz tardío se mantuvo en un nivel tecnológico medio, en el 57% de la superficie.
Por su parte, en lo que hace a la densidad de siembra, aspecto clave en el cereal como la fecha de implantación, desde hace tres campañas se mantiene un estándar de densidad del orden de las 62.500 plantas por hectárea.
Asimismo, la adopción biotecnológica es casi total, dice la entidad en el informe.
“En la campaña, la adopción de maíces modificados genéticamente fue de 99,6%, de los cuales 7,3% corresponde a eventos simples, tolerante a herbicida o resistente a insectos, mientras que el 92,3% a eventos apilados”, subrayan.
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Por su parte, en esa campaña, la dosis promedio de nitrógeno aplicado en maíz total aumentó un 8% en comparación a la campaña anterior (promedia, a nivel país, los 71 kilos por hectárea). Por otro lado, la dosis promedio de fósforo aplicado se mantuvo entre campañas (14 kilos por hectárea).
Siembra directa
En la tecnología de siembra surgen los grandes interrogantes en el cultivo ya que, según la entidad, en la campaña 2020/21, el 89% del área con maíz se realizó bajo siembra directa, 3% por debajo a lo sucedido en 2019/20.
En el desagregado, prácticamente, los tempranos y los tardíos tienen el mismo nivel de adopción de
directa. El mapa se compone de un 90% para maíz temprano sembrado con esta tecnología y un 89% para el caso de maíz de segunda y tardío.