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Lo que las malezas representan en la zona agrícola, las invasoras son en Patagonia: ¿Qué pasa en el sur?

Dos especies, principalmente, la rosa mosqueta y la retama está cambiando la estepa patagónica. Recientes trabajos analizan su manejo, pero también de otras invasoras.

Especies invasoras en la Patagonia - FAUBA
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La doctora Agostina Torres en Ciencias Agropecuarias, de la Escuela para Graduados “Alberto Soriano” de la Facultad de Agronomía (UBA), viene analizando y trabajando sobre cómo interactúan dos arbustos invasores —la rosa mosqueta y la retama— en la Patagonia.

El objetivo de la experta, que trabajó con investigadores de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) y el CONICET, fue dar con la mejora alternativa para el manejo de estas especies, de tan difícil control en esa zona del país como pueden ser las malezas en la región agrícola central.

“En la Patagonia hay grandes superficies plantadas o invadidas por pinos no-nativos —o exóticos—, que disminuyen la biodiversidad de los ecosistemas, cambian los ciclos de los nutrientes y alteran la frecuencia y la intensidad de los incendios”, advierte Torres, en diálogo con el sitio de divulgación científica Sobre La Tierra.

Destacada invasiones secundarias

Para esto, la principal estrategia elegida por los productores de la zona, de acuerdo a la especialista, es la remoción de las exóticas, pero con el agravante de que las áreas deforestadas se vuelven susceptibles a otras especies, invasoras secundarias (Ver foto).

En este sentido, la recomposición del paisaje con las especies nativas está lejos de concretarse.

De esta forma, agrega Torres, que para controlar de la mejor manera a las invasoras secundarias es clave estudiar cómo interactúan entre ellas.

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Observaciones

Cambios en función del espacio:

  • Cuando se removió la rosa mosqueta, la abundancia de la retama aumentó casi el 50%. En cambio, al remover la retama, la abundancia de la mosqueta no cambió, pero la cobertura de otras especies no-nativas creció un 50% y la cobertura de especies nativas disminuyó un 45%.

Cambios en función del tiempo: 

  • Cuando se realizó la remoción de la rosa mosqueta, en primera instancia, dos pastos no-nativos incrementaron su cobertura en un 80% y pasaron de ser poco comunes a dominar la comunidad. Mientras que, al remover la retama tres meses antes que la mosqueta, algunas especies no-nativas se volvieron más abundantes, pero no hubo efecto negativo sobre las especies nativas.

Por su parte, detalla la experta, tras una extracción de estas especies en el verano, 13 especies no-nativas aumentaron su cobertura, elevando al 75% la cobertura de exóticas. Incluso, manifiesta, desplazaron a las hierbas importantes para la conservación, como el arrayán. La remoción en otoño también tuvo resultados similares.

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Pistas de manejo

“Mis resultados sugieren que a la hora de controlar las especies invasoras hay que analizar la red completa de interacciones y también incorporar la dinámica temporal”, alerta la experta.

Por eso, afirma que para recuperar la vegetación nativa, a partir de conceptos ecológicos clave que permitan recuperar el ecosistema nativo, es fundamental determinar qué especies remover, en qué orden realizarlo y qué momento del año”, señaló la investigadora, y aclaró que, de todas formas, faltan más estudios para poder recomendar acciones específicas.

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