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¿Llegarán rápido los dólares del campo?: advierten que los productores no tienen incentivos para vender

La lógica estacional indica que, a partir de abril, el avance de la cosecha haría que fluyan las divisas. Pero desde la consultora Zorraquin+Meneses advierten que hay varias razones que llevarían a los productores a retener los granos.

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En el camino por el que busca transitar el Gobierno para lograr la recuperación económica, hay una fecha marcada y mirada con atención en el calendario: marzo.

Sucede que es el momento en que comienza la cosecha gruesa, con los primeros lotes de soja de primera, ya la teoría indica que eso significa un aumento en el flujo de divisas, fundamentales para sostener la economía nacional.

La expectativa en la Casa Rosada es que sea una verdadera lluvia de agrodólares, pero la duda está en si será así, o apenas un goteo, debido a múltiples factores que podrían jugar en contra de las proyecciones.

Más allá de que lógicamente cuando se inicie la recolección de la soja y el maíz habrá una activación de la oferta de divisas, la misma podría ser no tan grande debido a los múltiples desincentivos que tienen hoy los productores para desprenderse de sus granos.

LOS DÓLARES DEL CAMPO

Este tema fue analizado por la consultora Zorraquin+Meneses, en su tradicional informe mensual denominado “Apuntes para empresas”.

Allí, Teo Zorraquin y Alejandro Meneses analizan que ya comenzaron a hacerse especulaciones sobre cuándo llegarán los dólares del campo, debido a la proyección de una cosecha gruesa muy superior a la del año pasado y que podría estar cerca de sus máximos históricos.

La Bolsa de Comercio de Rosario estimó que se quintuplicará la producción de soja, pero alertó por el margen de rentabilidad

“Pero hay que señalar que todavía falta bastante para su definición en volumen (zonas con sequías) y económica (precios internacionales en baja). Se estiman montos y se ponen fechas (abril-mayo), relacionadas seguramente con las necesidades económicas del país y no con las posibles estrategias de los dueños de la mercadería (los productores)”, advierten en este contexto.

Acto seguido, mencionan algunas razones por las cuales “estos pensamientos pueden no estar alineados con lo que termine pasando”.

  • El ida y vuelta de un posible aumento de retenciones: esto se refleja y descuenta en el precio spot en forma instantánea (por más que no estén vigentes),y  hace que el productor no decida la venta esperando que se aclare el panorama y que los precios de liquidación de la mercadería en pesos “ajusten” día a día con las nuevas noticias.
  • Tipo de Cambio: el aumento de la brecha cambiaria, y las especulaciones sobre una nueva devaluación, fomentan la retención por parte del productor vendiendo solo lo necesario para cubrir sus obligaciones.
  • Alternativas de inversión o colocación: si superando los dos puntos anteriores el productor decidiera vender más de sus necesidades puntuales, no existe actualmente una colocación que le brinde tasas positivas en pesos con respecto a la inflación, lo cual tampoco incentiva a la venta. Entendiendo además que sus alternativas clásicas (insumos, maquinaria, camionetas, etc.) tuvieron una evolución de precios poco razonable luego de la última devaluación.
  • Endeudamiento: es importante entender que el endeudamiento para realizar la presente campaña se ha hecho en pesos y dólares. El incentivo para vender y cancelar las mismas es diametralmente diferente, lo que define también el momento de venta.
  • Rumbo de la economía: mientras no exista un panorama claro del rumbo de la misma y su posible éxito o fracaso, el productor retendrá mercadería excedente porque es la manera que mejor y más fácil entiende de proteger su patrimonio, vendiendo solamente cuando es necesario.
  • Próxima campaña: si hubiera una clara perspectiva de cómo se visualiza el negocio la campaña que viene, sin dudas eso haría que el productor tomara ya decisiones al respecto, lo que haría aumentar sus ventas. Los precios internacionales en baja, la sequía en distintas zonas que compromete cultivos actuales, el posible aumento de retenciones, el precio de insumos todavía acomodándose, y la marcha de la economía, lo hacen dudar, y la duda retrasa ventas.

Para Zorraquin+Meneses, la “muestra palmaria” de lo mencionado es que las ventas o fijaciones de maíz y soja previas a la cosecha (forward) son muy bajas. Además, en cultivos ya cosechados, como el trigo, hay muy poca venta o fijación de precios y mucha mercadería entregada a fijar.

“Es por ello que creer que en abril-mayo vendrán los dólares del campo en cantidad por la buena cosecha, nos parece al menos un poco optimista, para ser educados. Además, para que esto suceda, se requieren incentivos internos y externos, donde los internos son básicamente señales y reglas de juego claras del gobierno”, insisten.

Y cierran: “Quizás es prematuro realizar esta demanda ante el escaso tiempo de gobierno de las nuevas autoridades, pero queremos resaltar que todo esto impacta sobre las decisiones a tomar a nivel de las empresas”.

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