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Las tasas de abasto recaen sobre el precio al consumidor

Entidades empresariales y de comerciantes rechazaron el fuerte impacto que tienen estas gabelas en el precio pagado por el consumidor. Denunciaron la creación de aduanas internas y defendieron los controles bromatológicos.

Entidades empresariales y de comerciantes rechazaron el fuerte impacto que tienen estas gabelas en el precio pagado por el consumidor. Denunciaron la creación de aduanas internas y defendieron los controles bromatológicos.
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El formato elegido para debatir las implicancias de estas gabelas fue una jornada de reflexión realizada en la Cámara de Diputados bonaerense, “debido a que, según la reglamentación, en las audiencias públicas uno puede debatir y auditar varios temas, pero justamente hay uno que está vedado, las cuestiones tributarias”, dijo el autor de la resolución que permitió el encuentro, el diputado por el ARI Mario Fabris.

El legislador fue más que contundente al considerar que cada municipio “tiene su propio librito y nos presenta un panorama, me atrevo a decir, algo anárquico, porque no son los mismos criterios en un municipio que en otro, ni son las mismas cuantificaciones de la tasa en uno que en otro”.

Si bien en la jornada de debate en ningún momento se pidió que se anularan los controles bromatológicos, los empresarios, industriales y legisladores recalcaron la necesidad de que los municipios, “más allá de cómo utilizan los tributos que cobran, tienen que financiarse genuinamente a través de ellos”, por lo que se reclamó una reforma tributaria en términos generales y hasta la discusión de la coparticipación federal, no sin antes recordar que a “todos los municipios del país representan 8% del gasto total del Estado”.

A su turno, el director ejecutivo de la Asociación de Industrias de Marcas (ADIM), Tomás Kepletar, cuantificó el impacto de las tasas de abasto en el precio promedio de algunos alimentos sobre la base de un análisis del IERAL: “Realizado el cociente de la tasa promedio sobre el precio, da un incremento de más de 0,5% en los productos alimenticios”.

El informe del instituto perteneciente a la Fundación Mediterránea da cuenta de que, por ejemplo, las facturas se encarecen 6,1% en Berazategui; las galletitas dulces, 0,9% en Moreno; el pan fresco, 2,3% en Tandil; las achuras y menudencias, 15,8% en Malvinas Argentinas; la leche, 1,1% en Moreno, y el yogur, 2,6%; el ajo en Tandil, 23,6%, y el azúcar en Lanús, 6,6 por ciento.

“Cuando uno vuelve a repasar estas cifras, de 15,8% en el precio de algunos embutidos de consumo popular, a uno le llama poderosamente la atención”, reconoció Kepletar, en lo que fue un razonamiento unánime de toda la concurrencia sobre una “falta de coherencia entre las medidas del gobierno para contener los precios al público y la inacción por estas tasas”.

Otra de las preocupaciones manifestadas fue el encarecimiento de los costos de transporte y logística por la demora que sufren los camioneros cuando van a abonar la gabela.

En este sentido, el director ejecutivo de Copal, Rodrigo Bunge, denunció que se están produciendo robos a los pocos kilómetros de las cabinas donde se pagan las tasas. Pero “los asaltantes no les dicen a los camioneros que bajen toda la mercadería, sino que directamente indican qué tipo de mercadería deben bajar; por lo tanto, tienen una información previa que no sabemos de dónde viene”.

En el encuentro en La Plata también quedó en claro que las mayores damnificadas son las Pyme, “que deben soportar mayores costos operativos”, reconoció Ricardo Lorenzo, de la Asociación de Distribuidores de Golosinas.

En la voz de Gustavo Oteo, de Faba, se escuchó el reclamo de modificación de la Ley Orgánica de las Municipalidades.

Un tributo que nació para controlar la triquinosis

La tasa de abasto es un tributo aplicado en gran parte de los municipios bonaerenses por el servicio de inspección veterinaria de productos, control bromatológico, visado de certificados sanitarios y por la inspección sanitaria.

La tasa de abasto tuvo sus comienzos en la década del 60, cuando los casos de triquinosis obligaron a mejorar los controles sanitarios y bromatológicos en la provincia de Buenos Aires.

La gabela grava el ingreso de productos alimenticios, ya sean perecederos o no, provenientes de otras jurisdicciones, y “funcionan como una verdadera aduana interior”, destacó un trabajo elaborado por el IERAL, de la Fundación Mediterránea.

La base imponible está constituida por la unidad de medida de los productos (litros, kilos, res, docenas), es decir que “la tasa se cobra en todos los casos como un monto fijo por cantidad de producto y no como una alícuota”.

De acuerdo con el trabajo de IERAL, el cargo promedio (en veinte municipios) pagado en el 2005 sobre los fiambres y embutidos fue de $0,08/kilo; en achuras y menudencias, de $0,07; quesos duros, $0,04, y pan, $0,02.

Marianela Garbini

mgarbini@infocampo.com.ar

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