De cara a la llegada del otoño, técnicos del INTA Bariloche, Río Negro, recomiendan prestar atención a la salud de las majadas de ovinos y caprinos y hacer una revisación clínica, sanitaria y corporal de madres y machos reproductores para verificar que estén en buenas condiciones para emprender el nuevo ciclo productivo y atravesar el invierno sin sobresaltos.
En esta línea, Carlos Robles, investigador del Grupo de Salud Animal (GSA) del INTA Bariloche, sugirió hacer la revisación clínica de los machos reproductores para tener una buena parición.
“En carneros y castrones, una buena revisación clínica permite asegurarse de que estén sanos y no tengan defectos genéticos que van a pasar a la descendencia; hay que eliminar los animales que tengan los testículos y perillas hinchados o con diferentes tamaños o consistencia o que les duela al sacar o meter el pene”, explicó.
Por su parte, Agustín Martínez advirtió que los productores que compren carneros deben exigirle al vendedor el certificado de negativo de brucelosis, una enfermedad muy difundida y que afecta notablemente la fertilidad en los ovinos. “Muchos de los animales con brucelosis parecen sanos, pero igual difunden la enfermedad y no preñan a las ovejas que montan”, observó.
En relación con la revisación preservicio, Martínez señaló que el objetivo es asegurarse de que los animales estén en buenas condiciones para emprender el nuevo ciclo productivo: la primera medida es revisar la condición corporal o gordura tanto en las madres como en los machos. “Si observa que los animales están flacos, es conveniente reforzar el suministro de alimento para mejorar su estado”, indicó Martínez.
En segunda instancia, el técnico sugirió hacer una revisación de todos los animales con el fin de descartar aquellos que no son aptos para el servicio, entre los que se encuentran animales viejos que no tengan dientes o estén muy gastados y ovejas que presenten falta o pérdida de pezones de la ubre o con la ubre endurecida, ya que eso dificultará el amamantar a la cría.
También se recomienda apartar animales con mala conformación dentaria (“boquinos”), debido a que el problema se transmite de padres a crías y animales, y los que registren enfermedades crónicas que dificulten el tratamiento (ceguera, apostemas en las ubres o en el cuero, con lana sisal o engrasada, entre otras).
En cuanto al control de parásitos, el objetivo de evitar que los animales pasen el invierno con parásitos, el otoño es la época ideal para realizar las tareas de control sanitario.
“Si el productor sospecha que tiene problemas con gusanos redondos o Saguaypé, debe pedirle a su veterinario que envíe muestras de bosta de un grupo de animales al laboratorio para ver qué parásitos tienen, evaluar la necesidad de desparasitar y, en ese caso, con qué remedio”, explicó Marcela Larroza, investigadora del GSA del INTA Bariloche.
Asimismo, la técnica señaló que si los animales presentan moco en las narices y resoplidos, pueden tener el gusano de la nariz o del cacho. “Estos gusanos son las larvas de una mosca muy común en la región y, luego de las primeras heladas, es el tiempo ideal para realizar el tratamiento, ya que con el frío no hay moscas adultas en el ambiente”, amplió.
Por último, Larroza recomendó revisar los animales en búsqueda de ácaros de la sarna, piojos o garrapata. “Ante la presencia de alguno de estos parásitos, consulte el tratamiento adecuado con un veterinario o en la oficina local del SENASA; tenga en cuenta que los tratamientos inyectables funcionan bien para la sarna, la garrapata y el piojo chupador, pero no matan el piojo masticador”, argumentó.