Bajo el lema “Hacia una bioeconomía para mejorar la competitividad industrial”, el 19 y 20 de octubre se realizó en la ciudad de Santa Fe el 1º Congreso Nacional de Extrusado.
Durante las dos jornadas se trataron diversas temáticas entre las que se destacan el rol de la biorefinería en el desarrollo de las regiones, la importancia de contar con equipos NIRS y las nuevas alternativas y opciones de extrusado. Además, hubo ponencias sobre industrialización, organización y gestión de mantenimiento, fundamentos de secado y acondicionado de semillas oleaginosas, costos para extrusado y prensado, eficiencia y alternativas con distintos combustibles.
Con 400 plantas procesadoras, distribuidas en la región pampeana –principalmente en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires–, esta industria se enfrenta a una oportunidad de crecimiento con numerosas ventajas. De acuerdo con los especialistas del INTA, es clave la implementación de controles de calidad permanentes, tanto de la materia prima como de los productos generados.
Para Néstor Juan –especialista del INTA Anguil, La Pampa–, es “evidente” que para lograr una alta eficiencia en la extracción de aceite y producir un expeller de alta calidad nutricional se deben cuidar múltiples aspectos, desde el análisis y la elección de la materia prima a procesar, hasta el acondicionamiento previo del poroto, la puesta a punto y el ajuste continuo de los procesos de extrusión y prensado.
En este sentido, subrayó la necesidad de “implementar controles de calidad permanentes, tanto de la materia prima como de los productos generados, a fin de darle uniformidad a la calidad dentro de cada planta y, si fuera posible, entre distintas plantas, requisito fundamental principalmente para la exportación de volúmenes significativos”.
Para esto, recomendó la tecnología de análisis NIRS (Espectroscopía en Infrarrojo Cercano, según sus siglas), por su rapidez y bajo costo operativo: “Esta técnica alternativa, basada en ciertas propiedades que tiene la materia orgánica para interactuar con la energía del espectro electromagnético, mide varios parámetros de manera simultánea y rápida sin destruir la muestra ni utilizar reactivos químicos contaminantes”.
Por su parte, José María Méndez, del INTA Totoras –Santa Fe– y responsable del proyecto Innovación para el Agregado de Valor (InAV) por el INTA, fue más allá y aseguró que “en numerosas empresas del sector falta recorrer un largo camino para lograr un producto de calidad y que, a su vez, resulte estable en el tiempo”.
En este sentido, señaló el escaso automatismo de los equipos que, en general, hoy se encuentran funcionando: “Este es un trabajo pendiente de los empresarios del sector con los fabricantes y proveedores de los equipos de extrusado-prensado”.
En cuanto a los avances tecnológicos en lo últimos tiempos, Méndez destacó las técnicas para un mejor acondicionamiento del poroto de soja, como así también en la limpieza y el secado de la materia prima:
“Esto mejoró significativamente la eficiencia de extracción de aceite, como así también extendió la vida útil de los equipos”.
Por otro lado, el especialista de Totoras señaló que existe “una mayor preocupación” por lograr una mayor calidad del sub producto expeler, situación que se refleja por la incorporación de equipos NIRS en algunas empresas o un seguimiento más estricto de los parámetros que determinan la calidad, fundamentalmente en el sub producto expeler.
La industria del extrusado
Entre las numerosas ventajas que presenta la industria, Juan destacó los pocos requerimientos de inversión inicial, además de tener un manejo y operatoria relativamente simple. “En general, las plantas de extrusión-prensado tienen una escala de procesamiento de entre 24 y 48 toneladas por día, pero, mediante el agregado de módulos, permite la ampliación de la capacidad productiva, lo que le da flexibilidad en la capacidad de procesamiento”, especificó.
Otro punto de interés para el especialista es el desarrollo local y la generación de empleo que producen estas plantas radicadas en pequeñas localidades del interior de las provincias, en comparación con el sector de extracción de aceite por solvente que está geográficamente muy concentrado. Además, ofrece la alternativa para el sector transformador en carnes de disponer de una fuente proteica de alta calidad muy cercana a las explotaciones.
Se trata de una industria cuya producción está, básicamente, destinada al mercado interno y genera –como resultado del proceso de extracción, que combina un extrusado previo con un prensado posterior– aceite crudo desgomado, destinado principalmente a la producción de biodiesel y, el resto, a consumo humano.
El material sólido remanente de la extracción se denomina expeller y es principalmente utilizado en alimentación animal como oferente de proteínas. En menor medida, también resulta como insumo de plantas elaboradoras de harinas y productos para consumo humano como harinas micronizadas y productos texturizados.