Las empresas forestales encendieron la luz roja para el sector y en tal sentido, ofrecieron su visión para la silvicultura tropical de cara al año 2015, proponiendo prácticas responsables como la certificación confiable de prácticas forestales sostenibles y la generación de ingresos a partir de la producción madera, productos no madereros y servicios ecosistémicos, entre otras.
La declaración empresarial se realizó en el marco del Foro sobre Cambio Climático, que realiza en Brasil la Organización Global de Legisladores por un Ambiente Balanceado (GLOBE, en sus siglas en inglés), y que pondrá a prueba por primera vez la viabilidad política de una propuesta para el marco regulatorio sobre cambio climático que regirá después de 2012
Entre el conjunto de medidas propuestas, destacan también el mejoramiento de las políticas de adquisición pública en países productores y consumidores, una legislación especifica, acceso al capital, protección para los inversionistas, transparencia, valor agregado y asistencia para el desarrollo.
Asimismo, el grupo de las 15 empresas más importantes del sector forestal, recomendaron diseñar nuevos mecanismos en áreas tales como otorgamiento de licencias mundiales, mercado para servicios ecosistémicos e incentivo para evitar la deforestación.
‘Creemos firmemente que la explotación de los bosques tropicales sigue siendo una actividad económica vital sólo si se realiza de manera sostenible y se certifica que así sea’, dijo Andres Gut, presidente de Precious Woods, empresa productora de madera de Brasil y África Central.
‘Como altos ejecutivos de empresas que dependen de la integridad de los bosques forestales comprendemos y reconocemos los problemas que trae consigo la deforestación y la degradación de los mismos’, agregó.
El tema no deja de ser sensible para los diferentes gobiernos del mundo en desarrollo, que además de advertir como se destruyen sus bosques y se degradan sus suelos, pierden ingentes ingresos fiscales a consecuencia de la tala ilegal, en una cifra que ronda los 15.000 millones de dólares anuales.
Dada la creciente atención política que reciben los bosques, especialmente después del acuerdo de la Conferencia de la ONU en Bali sobre cambio climático, los ejecutivos se pusieron a la delantera de los cambios en el sector.
Esto se pudo comprobar tanto para las empresas madereras de África y América Latina, los importadores como Japón, Europa o Estados Unidos, los distribuidores de materiales de construcción y la industria de la construcción.
El grupo de altos ejecutivos de la industria maderera presentó formalmente sus propuestas ante 100 legisladores provenientes de los países del Grupo de los Ocho y otros cinco países emergentes: Brasil, China, India, México y Sudáfrica, además de representantes de países ricos en recursos forestales de África y Asia.
Los altos ejecutivos han participado activamente en el diálogo de GLOBE sobre la tala ilegal y la silvicultura sostenible, junto con legisladores expertos y representantes de la sociedad civil y organizaciones internacionales.
‘Gobiernos, legisladores, empresas madereras, actores locales y consumidores de productos y servicios forestales deben trabajar en conjunto para velar por la integridad a largo plazo de los bosques tropicales, que proporcionan una variedad amplísima de valores a la sociedad, tanto en el plano local como mundial’, declaró Simon Fineman, gerente general de Timbmet, principal importador de maderas del Reino Unido.
Otras de las propuestas de los empresarios implican la colaboración entre las empresas y las comunidades locales; mercados coherentes y eficientes para productos forestales en todo el mundo; transferencia tecnológica que permita agregar valor en los países productores a fin de impulsar la creación de empresas y mecanismos de financiación a medida de las necesidades de los países productores.
‘Es fundamental que productores e importadores de madera lleven sus empresas a la vanguardia de la sostenibilidad, por medio de sancionar prácticas responsables en términos sociales y medioambientales’, destacó Katherine Sierra, vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial.
Fuente: Télam