La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), la Cámara de Industriales Molineros (CIM) y la Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Molineras de la República Argentina (Apymimra) ratificaron su rechazo al “Fondo Estabilizador del Trigo Argentino”.
Las tres entidades que representan a los molinos harineros emitieron comunicados luego de que el Gobierno publicara la reglamentación de este fondo que busca, por medio de la creación de un fideicomiso alimentado por la suba de las retenciones a la harina y aceite de soja, fijar un precio interno para el precio del trigo y de la harina, de manera de frenar la inflación del pan y los fideos.
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Las posiciones expresadas por cada una de las cámaras se reproducen de manera textual a continuación:
FAIM
Observamos con preocupación y reconocemos la gravedad de los fenómenos inflacionarios ya transitados en diversas etapas de la historia económica argentina, que golpean el poder adquisitivo de la sociedad afectando de manera más profunda a las familias vulnerables vía el precio del pan.
El Fideicomiso pretende estabilizar el valor del trigo debido a factores externos que aumentaron significativamente su precio, procurando evitar que se trasladen estos aumentos a la harina de trigo, a todas sus variedades y derivados.
Estamos convencidos que este no es un instrumento que combata esta problemática, por ello hemos presentado oportunamente distintas alternativas en búsqueda de una herramienta que se aplique como política pública que asegure el objeto final que se plantea en este modelo.
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El sistema no favorece ni perjudica a ninguna empresa en particular, puesto que las bondades y defectos del sistema aplican para todos los participantes de manera equitativa y proporcional a la molienda de cada uno; no obstante, las empresas observan con temor el funcionamiento del mismo dado las experiencias negativas con modelos que proponían soluciones similares.
Por lo tanto la mayoría de las empresas nucleadas en esta federación ratifican su negativa a este Fideicomiso e instalan la necesidad de abordar modelos alternativos de solución y dejan sujeta la decisión de participar o no a cada empresario molinero.
La molinería estará a disposición de la sociedad siempre, redoblando esfuerzos como ha sido su marca registrada a lo largo de la historia, con o sin conflicto bélico mediante, con la única premisa de poder seguir acercando un producto tan básico y necesario para todas las mesas y alacenas del país.
CIM
El mecanismo decidido por el Gobierno Nacional no habrá de conducir a obtener los resultados para el cual ha sido diseñado. Estamos convencidos, como lo hemos manifestado en anteriores oportunidades, de que el camino elegido debió ser el subsidio de la demanda, en concreto de aquellos sectores carenciados que son asistidos por el Estado, y no un subsidio generalizado de la oferta que difícilmente llegue a beneficiar a quienes deben ser sus reales destinatarios.
Si bien el sistema ha sido diseñado de manera igualitaria para todas las empresas, no resulta indiferente para nuestro sector la inseguridad jurídica que acarrean la falta de precisiones sobre qué ocurrirá con la molienda de aquellos molinos que decidan no entrar al sistema, así como el hecho de que la potestad final de pagar o no el subsidio, y la oportunidad para hacerlo, dependerá solamente de la Secretaría de Comercio Interior.
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Ella deberá encarar la enorme e inquietante tarea de administrar la escasez de recursos frente al extraordinario volumen de dinero necesario, dinero a ser aportado por las arcas de un Estado con severas restricciones presupuestarias y que solo estaría en condiciones de recaudar alrededor de 400 millones de dólares, de acuerdo a las previsiones actuales.
El camino para lograr el abastecimiento de productos panificados a un precio asequible para la población vulnerable no resulta a nuestro criterio compatible con la reglamentación aludida.
En razón de ello, y luego de analizada la misma, la molinería nucleada en nuestra institución expresó mayoritariamente que no está en condiciones de adherir al Fideicomiso propuesto.
APYMIMRA
Este tipo de intervenciones no cumplen con los objetivos, generan un efecto contrario y nos ponen en riesgo.
Así sucedió con la ONCCA, que dilapidó grandes sumas de dinero de los argentinos. Estas políticas generaron un efecto contrario al anunciado. No sólo el precio del pan no se redujo, sino que tampoco la totalidad de las compensaciones acordadas se abonaron en tiempo y en forma. Esto favoreció la concentración del sector.
Los mecanismos de reintegros y los requisitos exigidos para participar del Fideicomiso que se pretende son de imposible cumplimiento para las pymes.
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El régimen nuevamente propone vender la harina a precio subsidiado (por debajo del costo de fabricación), para luego recibir una compensación por parte del Estado sin considerar que el trigo es la variable con mayor riesgo de predictibilidad en el mundo de hoy.
Ninguna pyme puede vender por debajo de sus costos de producción y aguardar el pago incierto de los desembolsos.
APYMIMRA representa a industrias de características familiares que constituyen el corazón productivo de las comunidades del interior y sabemos que hay métodos más eficaces para ayudar a los sectores más vulnerables, como la Tarjeta Alimentar, que asegura la llegada directa al necesitado.