El acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) entre 12 países de la Cuenca del Pacifico es el tratado de libre comercio más importante que se allá firmado. Dicha noticia me incentivo a reiterar las propuestas de que necesitamos más rápido que pronto, subirnos a ese tren cambiando en 180 grados las políticas nacionales y la forma de gestionar las políticas generales y agropecuarias en particular, promoviendo por ley la unión institucional de las entidades de productores.
Más allá quien sea el ganador de la próxima elección, la grave situación económica, social y política en la cual está el país no la soluciona solo ningún partido o alianza. Tendrá que hacer una amplia convocatoria a todos los sectores políticos, empresarios, sindicales y sociales, para llegar a un gran acuerdo nacional sobre las políticas necesarias para la coyuntura y el largo plazo, si realmente estamos dispuesto hacer un cambio de fondo de 180 grados.
Vengo proponiendo que un proyecto agroindustrial a largo plazo necesita de los entidades unidas institucionalmente, para poder proponer y defender la propuesta del sector por decisiones mayoritarias, en la mesa dialogo pública-privada a todos los otros sectores. Para poder cumplir con dicho objetivo, asumamos que hay que cambiar las formas de trabajar y gestionar.
Los resultados de la gestión gremiales de las entidades agropecuarias han fracasado al no tener ningún logro formal de políticas para el sector. Por trabajar en forma individual y pretender decisiones por unanimidad, lo único que lograron es anular todo las grandes expectativas generadas a partir del 2008. Hay que recordar que el único existo gremial de las cuatro entidades en conjunto fue la eliminación de la Fiebre Aftosa en la década de 90. Recorriendo el mismo camino los resultados será los mismos.
El país dejo de ser únicamente ganadero. Necesitamos dirigentes con ideas modernas que interpreten y trabajen por la innovaciones integrándose en forma horizontal y vertical a todas las cadenas productivas y en la agroindustria, para poder recuperar el poder político del agro, que esté acorde al aporte económico que hace al pais. Hay que asumir que cada día que pasa el valor de la materia prima en el producto terminado es menor, motivo por el cual el poder gremial de las entidades, se atomiza y dejara de ser relevante si siguen con la misma forma de trabajar.
El país necesita cambios profundos que incluya a todas las regiones y sus habitantes, con un proyecto planificado integral de crecimiento y desarrollos, apoyado por el aumento sostenido de las producciones, transformaciones y exportaciones del complejo agroindustrial. Esta deben ser gestionadas por grandes y pequeños emprendedores – trabajando en conjunto para lograr las escalas necesarias para negociar en igualdad de condiciones – adoptando de esa forma todas las nuevas innovaciones y manejos empresarios.
La mayoría de los partidos de la oposición tienen asumido en sus ejes de campañas, el rol fundamental del Complejo Agroindustrial en el futuro desarrollo del país. Falta consolidar las diferentes ideas dispersas en un gran proyecto planificado nacional. La acción geopolítica que cumple el sector agropecuario ya está comprobada en muchos países y lugares de nuestro territorio, siendo irremplazable por otros sectores. Todas las actividades y habitantes que pueblan nuestro territorio, directa o indirectamente viven del sector agroindustrial.
Por lo tanto, para poder ayudar a concretar dichas políticas, no debe seguir el agro trabajando gremialmente como lo venimos haciendo. No es sostenible la actual acción gremial en la nueva gestión del gobierno en el 2016 con ideas o propuestas individuales de cada entidad. Necesitamos consensuar propuestas por mayoría entre todos los productores, para llevar a la mesa de diálogo y consenso con los otros sectores económicos y sociales, las políticas de estado que necesita el país.
PROPUESTA:
Por lo tanto, la primera y principal política de estado para el agro que hay solicitar y negociar con todos los partidos políticos en la próxima mesa de dialogo, es un proyecto de ley para promover la unión institucional de las entidades nacionales, fijándoles a los productores un aporte gremial obligatorio para financiar dicha gestión. De esa forma el complejo agroindustrial podrá acompañar profesionalmente en forma permanente el trabajo de crecimiento y desarrollo del país.
Debemos imaginar un sistema moderno más abarcativo y ágil que defienda efectivamente los intereses del sector pensando en el largo plazo. Llevar a la práctica un sistema como el que viene desarrollando Brasil desde 1964, cuando planificó el rol de la producción agropecuaria y agroindustria, creando por ley la Confederación Nacional de Entidades Agropecuarias (CNA). El objetivo, que se cumplió, era trabajar en una acción institucionalizada pública-privada permanente en las defensas de las propuestas, sanción de las mismas y control de las gestiones de las políticas públicas.
Hoy en día, sus dirigentes tienen un gran protagonismo en el trabajo parlamentario y en la ejecución y seguimiento de la políticas públicas, tanto a nivel nacional e internacional, mostrando a los productores mucho más unidos que al inicio del sistema, con resultados concretos después de 50 años.
Brasil pasó de producir 58 millones de granos a 187 entre el 1991 y 2013. Como resultado de esa expansión entre 2002 y 2013, cuadruplicó el ingreso de divisas del sector, pasando de 25 a 100 millones de dólares. El año pasado, el superávit de la balanza comercial agropecuaria alcanzó el record de 83.000 millones de dólares. El agro se convirtió en la locomotora de la economía, con el 23% del PBI, el 30% del empleo y el 42% de las exportaciones. Todo esto lo pudo hacer Brasil porque planificaron su crecimiento a largo plazo para exportar alimentos y energía, constituyeron las instituciones necesarias por ley para poder concretarla, entre las cuales estaba la unión de las entidades agropecuaria en la CNA.
Por lo tanto mi propuesta tiene plena vigencia si queremos producir un cambio de 180 grados en nuestra acción gremial, creando una entidad similar a la CNA de Brasil. Esta nueva entidad debe estar integrada por todas las entidades gremiales nacionales más AACREA y AAPRESID, en una Fundación y Centro de Estudios Estratégicos. Esta entidad recibiría el aporte de todos los productores por un sistema de recaudación obligatoria establecido por ley, como mínimo de un 1%. Es fundamental para concretar esta propuesta la inclusión de las seis entidades: no se puede pretender recaudar a todos los productores, si muchos de ellos no se sienten representados en las cuatro entidades gremiales.
La Fundación o Centro de Estudios Estratégicos, por medio de un Consejo Directivo representante de las seis entidades, sería la responsable de hacer cumplir el estatuto, implementar las políticas dispuestas y distribuir los fondos según sean los objetivos y los porcentajes fijados previamente. Entre los cinco objetivos principales debemos mencionar los siguientes:
1- Proponer, elaborar, concretar y hacer un seguimiento de todas las políticas de estado que tienen directa influencia para la producción, transformación, exportación y comercialización del sector agropecuario y agroindustrial.
2- Ejecutar en forma permanente un trabajo de lobby profesionalizado interno y externo, a nivel público y privado, a fin de mejorar la competitividad del sector.
3- Proponer y trabajar en todas las modificaciones necesarias para mejorar la educación, la investigación y formación laboral, inclusive en diseño de carreras cortas y de oficios.
4- Diagramar y ejecutar en forma permanente campañas de comunicación y marketing que sean necesarias para ir cambiando la imagen pública del sector agropecuario y agroindustrial.
5- Distribuir equitativamente el aporte dispuesto para la acción gremial en las entidades nacionales y hacer el seguimiento de que dichos fondos cumplan con los objetivos dispuestos por la ley.
Este sistema permitirá concretar propuestas por mayoría, terminando con los descreídos, que creen que es imposible trabajar unidos sin perder la propia identidad de cada una de las entidades.
No esperemos que los políticos cambien sus ideas y propuestas. Cambiemos alguna vez nosotros haciendo las propuestas en conjunto que necesita el agro y el país. Asumamos que llegó el momento de cambiar el actual gremialismo si queremos conseguir resultados diferentes. No permitamos más que nos sigan dividiendo, que sigan reinando los políticos y otros sectores económicos, discriminando al agro y al interior del país.
Llegó la hora de avanzar por medio de un gremialismo profesional para hacer las propuestas y el seguimiento de las políticas generales y sectoriales, promoviendo las correcciones que necesita el Complejo Agroindustrial en el siglo XXI. Pero fundamentalmente qué necesita el país, con un Complejo Agroindustrial más pujante, dinámico y competitivo, para poder dar un salto de productividad en base a las nuevas tecnologías y el manejo moderno en la gestión empresarial.
Para consolidar un proyecto de crecimiento y desarrollo a largo plazo, necesitamos que la dirigencia general del país eliminen todas las barreras mentales existentes, consecuencia de haber trabajo tantos años en una economía cerrada. De esa forma en unos años podremos duplicar las exportaciones del sector agroindustrial acompañado por los otros sectores de la economía con un proyecto desarrollo. Mientras vamos creciendo con nuestras exportaciones, nos iremos prepararnos para ser parte algún día de ese gran acuerdo Transpacífico (TPP), que será la forma de comercializa con el mundo para lograr el desarrollo integral definitivo de todo el país.
Por Arturo Navarro. Productor agropecuario