La Argentina, hoy por hoy, no conserva ya una política espejo con la Unión Europea. Tampoco se preocupa por la actitud de los Estados Unidos por la alta competencia que le significará nuestro país, potenciado por los transgénicos y dispuesto a conseguir sus 100 millones de toneladas en el corto plazo. Y mucho menos por la posición del Viejo Continente y las naciones africanas, que bregan en la OMC por la consideración de los organismos genéticamente modificados (OGM) como plagas.
Por el contrario, la nueva administración de la cartera agraria tiene bajo análisis una veintena de eventos, entre los cuales un 20% corresponden a maíz, otro 17 a soja, un 2% a algodón y un 1% a otras semillas.
Además, rompió con 5 años de inactividad aprobatoria y recientemente permitió el lanzamiento del evento NK603, un maíz con resistencia al glifosato, además de guardar entre los microscopios de sus técnicos otra serie de semillas que siguen el curso lógico de análisis -la Conabia, el Senasa y la Dirección de Mercados Agroalimentarios- antes de salir a la luz.
Durante ese tiempo no se aprobó ningún evento “porque se ha seguido un política espejo con Europa y en la actualidad estamos un poquito más osados, sin tirar nada por la borda, porque la aprobación del NK603 ya tenía una visión positiva por parte del comité técnico del Viejo Continente. Entonces, el mensaje sería ´muchachos, si ustedes no le meten pata, nosotros no estamos dispuestos a hipotecar otra vez nuestro futuro esperándolos a ustedes”, dijo -enfático- el subsecretario de Política Agropecuaria, Claudio Sabsay.
El funcionario anticipó a Infocampo que “un evento resistente a la sequía y una semilla con tecnología de complementariedad genética que combina RR y BT también están en análisis”.
Sabsay, que anteayer presentó a la Comisión de Agricultura de Diputados el Plan Estratégico para el Desarrollo de la Biotecnología Agropecuaria 2005/2015, remarcó que la cartera agraria ya actualizó la normativa referida a vegetales y “creamos la que tiene que ver con OGM animales”.
Pero no todo es normativa y las cuestiones comerciales ligadas a los OGM quizás ocupen más tiempo en la vida de quienes administran el futuro del país. La cartera también está desarrollando una serie de acciones en el marco del Protocolo de Cartagena, que ya fue ratificado por 107 países.
“En noviembre hay una reunión de expertos y lo importante es que no se creen exigencias que generen disrupción del comercio o incremento de costos innecesarios. Estamos de acuerdo en todo lo que tenga una base científica, pero no con todo lo que implique picardías que tienen resonancias comerciales, o para que no se utilice como una medida paraarancelaria”, explicó Sabsay.
También en la OMC “hay dos espacios particularmente sensibles, como el Comité de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, en el cual hay alguna propuesta de considerar a los OGM como plagas, motorizado por los países europeos y africanos. Obviamente, la Argentina se niega rotundamente, porque no existe ningún elemento científico que pueda determinar que pueda catalogarse como tal”, destacó el funcionario.
La realidad es que este pregón suena hasta ridículo, si se tiene en cuenta que la Unión Europea estaría a punto de aprobar la colza transgénica -destinada en su gran mayoría a la producción de biodiésel- y otros diecisiete eventos de maíz, también modificados genéticamente.
Finalmente, Sabsay subrayó que la biotecnología “ha solucionado restricciones del mismo sector agropecuario. De hecho está solucionando una serie de situaciones críticas sociales Qué sería de este país si no tuviéramos la soja hoy en día”, se preguntó nada menos que el subsecretario de Agricultura.
Por Marianela Garbini
Redactora de Infocampo
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