“Detener la comercialización de animales perjudica el trabajo en el interior del país. Es una mala señal que pone en alerta a un proceso de crecimiento que ya comenzó con el campo y que está expandiéndose en las localidades donde la agroindustria es la principal actividad”, detalló la Sociedad Rural Argentina.
El lunes pasado, un piquete que llevó adelante un grupo de personas en Azul, impidió un remate de 6500 cabezas de ganado. Al mismo tiempo, un paro en el mercado de Liniers interrumpió el funcionamiento de la cadena productiva de la carne.
“La venta de ganado vacuno genera trabajo antes y después de un remate. Para preparar cada animal trabajaron empleados rurales, veterinarios, se compraron insumos en la localidad donde se crío ese ejemplar. Al momento del remate se requiere de cuidadores, personal que colabora con la descarga, puestos gastronómicos, controles sanitarios y hotelería”, detalló la entidad a través de un comunicado.
Además, “se necesitan viajes de camión, para transportar a los animales desde los lugares de origen al predio del remate y luego para llevarlos al establecimiento comprador o a un frigorífico”, indicaron.
“Para cuidar el empleo que el campo genera en todo el país, es fundamental acompañar el proceso de crecimiento que ya comenzó en muchas actividades agroindustriales”, concluyó la SRA.