Sofía Corina, especialista de la Bolsa de Comercio de Rosario, analiza las ventajas de la llamada soja EPA y explica cómo acceder a esos beneficios. Se trata de una soja certificada que recibe un precio diferencial, superior al de mercado y en EE.UU. se destina a la fabricación de biodiesel.
El negocio agrícola presenta un grandísimo riesgo implícito; en pocas horas la furia de la naturaleza puede arrasar con la producción. En este sentido, la mínima posibilidad de capturar valor debería ser aprovechada, más aún si es fácil de realizar y no lleva costo alguno. La soja EPA ha venido a ofrecer esa oportunidad.
La soja EPA es una soja certificada como “sustentable”, llamada así porque se produjo en campos que no han sufrido desmontes desde el año 2007. El productor, al exponer el origen de su mercadería, recibe un premio en el precio del mercado. El destino de este poroto es su transformación en el biodiesel que importa el gran país del norte, los Estados Unidos. Es importante destacar que más del 60% de las importaciones de biodiesel de EE.UU son argentinas, por lo tanto se abren oportunidades para nuestro país, a menos que el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, las limite. Otro dato importante es que en los primeros 10 meses del año 2016, el 90% de las exportaciones argentinas fueron dirigidas a USA. Se trata de casi 1,2 millones de toneladas por un valor de 860 millones de dólares.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (de allí se desprenden las siglas EPA) en sus esfuerzos por reducir la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global, y atenuar la dependencia de EE.UU en el petróleo; ha ampliado el Estándar para Combustibles Renovables (RFS2). Esta normativa instauró el uso de dosis crecientes de combustibles renovables en las refinerías. Si bien, la RFS2 es causa de amplios debates en el seno político y académico, en esta nota analizaremos como el productor argentino puede obtener un beneficio de la soja EPA.
La simplicidad del trámite para certificar la soja sustentable en nuestro país es admirable. Sólo se necesita un mapa de lote georreferenciado con el área total sembrada de soja y algún documento que confirme el uso del campo para la siembra de soja desde enero de 1998 a diciembre del 2007, como por ejemplo una carta de porte; facturas de flete, insumos, siembra o pulverización; remito de entrega de insumos o ticket de ingreso en acopio. Esa mercadería debe mantener su curso diferencial desde la cosecha al embarque, sin entrar en contacto con la soja no certificada como EPA.
Negociando soja bajo esta modalidad productiva se puede acceder a un precio diferencial. En nuestro recinto rosarino se han negociado hasta las últimas semanas primas de u$s 5-7 la tonelada sobre la cotización de la oleaginosa en el Mercado a Término de Buenos Aires. Sin embargo, una importante fuente referencial del sector ha ofrecido –hace algún tiempo- hasta u$s 18/t por sobre el valor del mercado.
Resulta interesante analizar el impacto del premio de la soja EPA en los resultados económicos. Si bien existen diferentes primas, para el análisis consideramos un valor intermedio de + u$s 10 la tonelada sobre la cotización de la soja posición mayo en MatBa. Tomando como modelo un campo propio en la zona núcleo a 150 km de los puertos de Rosario que obtiene 37 qq/ha de rinde, la ganancia por comercializar soja EPA surge de un aumento del 9% en sus ingresos brutos, pasando de u$s 419 a 456 por hectárea producida. Si a este resultado le deducimos los impuestos provinciales y nacionales, el margen neto después de impuestos presenta una mejora de 21 dólares más por unidad productiva, llegando a un resultado final para la soja EPA 2016/17 de u$s 256/ha.
Ahora bien, considerando el 30% de Derechos de Exportación y el resto de los impuestos que agravan la actividad, del valor FOB de u$s 384/t, por cada tonelada exportada de soja el sector productor retiene u$s 69 la tonelada (18% del valor), mientras que con la soja convencional se obtiene u$s 63 /t (16,5%). Queda en evidencia que la carga impositiva de la soja es el factor que más incide en la erosión de los márgenes. De manera tal que los u$s 10/t obtenidos por la soja EPA se convierten en u$s 6/t por el efecto impositivo y el leve aumento de los costos de comercialización.
Si bien varios exportadores que operan en nuestro recinto han trabajado eficientemente para comercializar la soja EPA, es menester mencionar la labor de AFA SCL (Agricultores Federados Argentinos) en la agilización del trámite de soja EPA para sus asociados y con interesantes beneficios acreditados en sus cuentas corrientes. La entidad viene comercializando soja sustentable desde el año 2012, auditada por la firma Control Union, con volumen creciente año a año hasta llegar a las 1,2 millones de toneladas de poroto en la campaña comercial en curso 2015/16. Desde AFA perciben que la nueva campaña 2016/17 será promisoria para la soja sustentable, pero para la próxima campaña queda sujeta a las decisiones de la futura política estadounidense.
Si sumamos las hectáreas destinadas a los cultivos extensivos de maíz y soja desde la campaña 2007/08 (es decir, que hasta ese entonces ya estaban desmontadas) el potencial argentino para producir soja bajo la modalidad EPA es de 20,8 millones de hectáreas. Ahora bien, al riesgo inherente del negocio agrícola, hay que sumarle las inciertas medidas políticas de la nueva gestión de Donald Trump para completar el cartón. Del lado de la demanda externa a mediano plazo para Argentina prevalece la incertidumbre ante el nombramiento del nuevo asesor de Trump, Carl Icahn, quien habría sugerido que la política de biocombustibles americanos tiene que ser reformulada para optimizar los resultados económicos de las refinerías petroleras.
Mientras tanto, si en nuestro país se pude seguir certificando la trazabilidad del biodiesel que importa Estados Unidos y el productor argentino puede favorecerse con un premio sobre el precio de la soja, debería ser aprovechado mientras dure este beneficio.