“La temporalidad de una cadena es el largo plazo y eso es agrandar la torta”. Fue Martín Biscaisaque, el presidente de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo) quien resumió de la mejor manera la mirada en común que plantearon, durante el Congreso Aapresid que inició este miércoles, los titulares de las Asociaciones de las cuatro cadenas de los cultivos más importantes del país: Federico Zerboni (Maizar), Juan Martín Salas Oyarzun (Asagir) y Rodolfo Rossi (Acsoja).
En resumidas cuentas: abordar los problemas que impone el corto plazo, pero no quedarse solo en ese camino y pensar modelos productivos en los que se plantee alguna manera de que la producción agrícola argentina salga del estancamiento en el que está desde hace más de una década, y que le ha hecho perder posiciones frente a competidores como Brasil que han mejorado notoriamente su productividad.
“Queremos agrandar la torta, que nuestra producción crezca y agregue valor”, coincidió Zerboni con Biscaisaque, y mencionó precisamente que la cadena del maíz, por las múltiples oportunidades de transformación que tiene este cereal –por ejemplo en proteína animal o en biocombustibles–, “es capaz de transformar la vida de las ciudades”.
“Desde Maizar lo que pensamos es cómo llegar de las 7 millones de hectáreas que se cosechan cada año, a 10 millones de hectáreas, y cómo producir valor agregado en el interior, porque la cadena del maíz y el sorgo son claves para el desarrollo del país”, agregó Zerboni.
EL TRIGO, CON AGENDA AMPLIA
Al hacer uso de la palabra, Biscaisaque le puso números a la campaña triguera que está desarrollándose: dijo que se sembraron 6,3 millones de hectáreas que, multiplicadas por entre 2,8 y 3 toneladas por hectárea de rinde, permitirán una cosecha de entre 18 y 20 millones de toneladas.
Una cifra importante en relación a los últimos años, pero no sorprendente. Y allí comparó: “Desde 2015 a hoy, Brasil aumentó 120% su producción de trigo; Rusia, 70%; el mundo, 28%, Argentina, 22%”.
Fue por eso que mencionó que “la temporalidad de una cadena es el largo plazo y eso es agrandar la torta; tenemos que estar pensando a 30 años”.
Un problema es que es imposible poder lograr eso cuando hay permanentes cambios de agenda en el ámbito político. Como un ejemplo, citó las discusiones en torno a la Ley de Semillas, “algo que tendríamos que haber resuelto hace 20 años y ahora lo tenemos que hacer rápido para poder crecer”.
“Por eso la temporalidad de una cadena es el largo plazo, hemos perdido tanto tiempo que tenemos que acelerar el paso para encontrar soluciones, para pensar en 15 años más, ya no pensar en 2025 o 2030, sino en 2040”, insistió.
EL GIRASOL QUIERE SEGUIR BRILLANDO
“El objetivo principal es el mismo que el de todas las cadenas: agrandar la torta, pero preferimos decir agrandar el negocio”, indicó por su parte Salas Oyarzun.
La campaña de girasol en Argentina ya está también en marcha, con las primeras siembras en el NEA, y en la cadena son optimistas, con una siembra que se ubicaría en torno a 1,85 millones de hectáreas y una cosecha de entre 3 y 4 millones de toneladas, en línea con las crecientes cifras de los últimos años.
El titular de Asagir afirmó además que este optimismo también se sustenta en un consumo mundial en crecimiento, sobre todo de la India, que ha pasado a ser el país más poblado del mundo y con una mejora notable de los niveles de vida.
En este marco, recordó que a nivel global el aceite de girasol está considerado como un aceite de calidad. “Es la carne vacuna de los aceites vegetales”, bromeó.
Otro aspecto que juega a favor es que, si bien es difícil que se repitan los excelentes precios internacionales de los últimos años, Rusia y Ucrania –los principales expotadores– están viviendo problemas productivos por una sequía que ajusta la relación stock-consumo.
“La producción del Hemisferio Norte entra al mercado en los próximos dos o tres meses. Cuando ingrese la Argentina, en 2025, debería haber menos oferta y por eso somos optimistas de que vamos a tener buenos precios”, explicó.
Saliendo de este corto plazo, Salas Oyarzún volvió a abordar el tema de “agrandar la torta” y dijo que en el caso del girasol se está dando por “un salto genético importante” que permite obtener cultivares capaces de adaptarse a ambientes más difíciles, en zonas marginales.
LA SOJA, CON UN AMPLIO LISTADO DE TEMAS PENDIENTES
Por último, Rodolfo Rossi, referente ineludible del cultivo de soja y presidente de la Asociación que nuclea a la cadena de la oleaginosa, también hizo foco en el problema de que “en los últimos años, por las medidas económicas, la agricultura en Argentina no creció”.
En este sentido, hizo foco en que no sucede solo con la soja, que de hecho perdió producción, sino en general con el conjunto de los granos que se siembran en el país. “Estamos frenados”, sentenció.
Desde su punto de vista, el tema prioritario que se debe abordar son las retenciones, “un impuesto injusto, que no existe en ningún lugar del mundo, y que otros países nos preguntan cómo hacemos para producir con un impuesto al precio del 33%”.
En este marco, Rossi valoró los cambios en retenciones anunciados esta semana para las proteínas animales, pero cuestionó que los granos sigan al margen de estos anuncios. “No se ataca el gran problema de la producción argentina”, afirmó.
¿Otros reclamos? Una Ley de Semillas para recuperar un atraso tecnológico que consideró “muy grave”, aumentar el corte de biodiesel, y mejorar el mantenimiento y dragado de la hidrovía.