“París bien vale un bife”: Es lo que se desprende de la marea de importadores que inundó el pabellón de las carnes en la Sial París, cuando la mítica feria de alimentación abrió sus puertas el 21 de octubre.
Una verdadera Babel de importadores y exportadores, de todos los continentes, razas, religiones e idiomas que llegan a la capital francesa con varios objetivos: comprar, vender, conocerse y generar nuevos negocios.
“La apuesta del IPCVA es cada año brindar mejores condiciones para que los exportadores argentinos hagan buenos negocios que, en el corto y mediano plazo, van a mejorar a todos los eslabones de la cadena de la carne”, aseguró Ulises Forte, Presidente del Instituto quien, junto a Mario Ravettino, recibieron a los empresarios en el stand de casi 800 metros cuadrados, concebido en torno a un restaurante de 30 mesas en el que los importadores pueden degustar el mejor bife ancho y bife angosto de la argentina.
“La gran recuperación de las exportaciones de los últimos meses hace que esta Sial tenga características especiales para los exportadores argentinos. Es muy importante nuestra gran presencia en este evento en momentos en que aspiramos a llegar a las 500 mil toneladas exportadas en el año, por un valor que podría alcanzar los 2.000 millones de dólares”, agregó Ravettino.
Es cierto que los exportadores tienen este año “casi” todo vendido, con un mercado que presenta valores estables (en torno a los 13.000 U$S la Cuota Hilton y 4.700 U$S el garrón y brazuelo congelado para China) pero con un dólar competitivo que revitalizó la postura exportadora del sector.
No obstante, siendo que como todos aseguran, en la Sial se dan cita los grandes referentes de la alimentación pero especialmente los de la carne, las relaciones públicas y los contactos juegan un papel fundamental.
“Es necesario tener una gran presencia en las ferias internacionales, especialmente en Europa y en China. Estos eventos se siguen profesionalizando y la gente que camina por estos pasillos es muy importante en el mundo de la alimentación”, reflexionó Carlos Riusech (Gorina), y agregó: “Las ferias permiten algo que la tecnología no puede suplir: el cara a cara. Acá es donde se toma la temperatura de las relaciones porque los números se pueden cerrar a la distancia. Tiene que ver con las relaciones humanas, que son una condición esencial para poder hacer buenos negocios”.
“Nuestro país está muy lejos y así como los importadores nos visitan nosotros también tenemos que venir a su casa. Además, también se hacen nuevos clientes”, acotó Hugo Borrel (Arre Beef), otro “histórico” de la delegación argentina.