La falta de lluvias que impactaron en todo el esquema productivo encendieron luces de alarma en la ganadería vacuna, que sigue sin poder incrementar el stock vacuno.
De acuerdo al Mercado Rosario Ganadero (Rosgan), el actual escenario de seca puede llevar a un escenario similar a lo vivido entre 2008 y 2010, cuando se perdieron cerca de 10 millones de cabezas bovinas.
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Luego de esos dos años complejos para la actividad, los números productivos se mantuvieron estancados y no permitieron el despegue. “En 2020, apenas habíamos logrado recuperar unos 6 millones, registrando un stock de 55 millones de cabezas a nivel nacional”, advirtieron.
En este período hubo un incremento en las exportaciones, pero señalaron que al no existir una política que estimule el crecimiento del rodeo, la producción de carne se estancó sobre las 3 millones de toneladas. De esa cifra, algo más del 70% se destina al consumo interno y el resto se vuelca al comercio exterior.
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Algunas cifras permanecen invariables y explican porque la actividad no despega: una de ellas es el porcentaje de destete, que a nivel nacional no logra pasar el promedio del 62% a nivel nacional.
Los ganaderos enfrentaron una de las peores sequías de los últimos 50 años, de acuerdo al Rosgan. “Por mayor mortandad de animales, bajas tasas de preñez y elevada faena, muy probablemente los números del stock nacional vean agudizar su caída, aun sin haber llegado a recuperar siquiera aquel rodeo inicial de casi 59 millones de animales registrados”, señalaron, en referencia a los números previos a 2008.
UN ESCENARIO COMPLEJO
Este freno en la producción se conoce en medio de un escenario complejo para la actividad. Por el lado del mercado interno, los precios de la hacienda destinada al consumo –novillitos y vaquillonas-no repunta desde mitad de año, situación que impacta de lleno en los números del feedlot, mientras el “dólar soja” impacta en la cotización del maíz, un insumo clave para la cadena de valor de proteína animal.
En el plano externo, además de la caída en el volumen de los despachos, se sumó un nuevo dolor de cabeza para los frigoríficos exportadores, a partir de la caída en el precio de la tonelada que pagan China y Europa, destinos excluyentes de la carne argentina.