Con la consigna de adelantarse al futuro tecnológico del agro y el objetivo de comenzar a dar respuestas hoy a las demandas del futuro nació el área de Prospectiva Tecnológica de la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
Uno de los grandes interrogantes de los productores es cómo intensificar la producción sustentablemente, en esta línea de trabajo es en la que se encuentra inmersa Aapresid, con Agustín Bianchini como cabeza del área y la asistencia de Juliana Albertengo.
La prospectiva está enfocada primero a identificar la problemática y demandas insatisfechas, interactuando con las experiencias recolectadas en las regionales de la asociación y al mismo tiempo conocer, experimentar e incorporar las investigaciones de diferentes sectores.
Ahora, ¿cuáles son las puntos fundamentales a tener en cuenta para llegar a un futuro con soluciones y no con problemas?
Infocampo accedió a un primer documento de trabajo de Aapresid. Uno de sus principales temas es el manejo de cultivos con la premisa de potenciar a cada uno en forma individual más allá de la adecuada rotación.
En maíz la pregunta es cómo aumentar los techos zonales de producción. El complejo de enfermedades de raíz y tallo son crecientes y generan limitantes en el rendimiento. También el nitrógeno (N) y otros nutrientes son elementos para una alta producción, hoy el desafío es lograr una mayor eficiencia, ya que la fertilización representa el mayor costo de producción.
En trigo las limitantes son similares. El N es un nutriente clave no sólo para lograr altos rendimientos, sino buena calidad, por lo que habría que mejorar el diagnóstico y recomendaciones para ambas variables. Hay que sumar la influencia de la variabilidad interanual de las temperaturas primaverales durante el llenado de grano, que generan potenciales de rendimiento variables y dificultan la definición de una estrategia de manejo al momento de la siembra.
Con respecto al doble cultivo trigo/ soja, se debe evaluar la mejor combinación de manejo que beneficie a ambos cultivos.
En soja, el desafío es conocer el comportamiento de cada genotipo en diferentes ambientes. Frente a esta consigna juegan un papel fundamental la nutrición y el mejoramiento de la Fijación Biológica de Nitrógeno (FBN). En un corto plazo las enfermedades pueden ser un problema, ya que se observa la presencia creciente de éstas al fin de ciclo. Otro punto a evaluar es el impacto del manejo del trigo sobre la soja de segunda, fundamentalmente en lo que hace a consumo de agua.
Respecto a la biología de suelos todavía se conoce poco de la dinámica de las poblaciones microbianas en ambientes SD. El avance de estos conocimientos permitirá capitalizar los beneficios que estos microorganismos generan en el suelo. También se debe tener en cuenta cómo mejorar las eficiencias de FBN y que otras alternativas existen.
Según la prospectiva tecnológica que hoy plantea Aapresid, la intensificación de los sistemas de producción se lleva un capítulo aparte. El balance de Materia Orgánica (MO) es uno de los indicadores para cuantificar las efectos de la intensificación. La pregunta a responder es cuál es el mejor camino para incrementar el nivel de MO en el suelo.
Al mismo tiempo, la sustentabiliad es un factor clave para el futuro agrícola, pero aún no se conoce con exactitud que sistemas son los más adecuados para cada región.
Tampoco existen datos sobre cuál es la diversidad e intensidad de rotación más apropiada para cada zona. Por lo tanto, habría que desarrollar modelos para distintos ambientes de producción pensando en la sustentabilidad económica y ambiental. Para conocer cuál es la rotación más apropiada para cada zona es necesario recurrir a indicadores de sustentabilidad (química, física y biológica) que tengan sensibilidad frente a las diferentes prácticas de manejo adoptadas.