El último dato oficial de inflación que dio a conocer el Gobierno centró todas las miradas en la carne vacuna. Con un 6,6% mensual para febrero en el índice general, los cortes bovinos dieron un salto promedio de 30%.
En este contexto, la cadena de valor ganadera argumentó que no se trata de un aumento, sino de una recomposición de precios. La industria frigorífica destacó que en 2022, el precio de la carne aumentó por debajo de la inflación, que cerró ese año en torno al 95%.
“Vemos claramente que la denominada suba de los precios de la carne no es más que una recomposición de valores, tras ocho largos meses de retraso”, ratificaron desde el mercado ganadero de Rosario (Rosgan)
Con este reacomodamiento en los valores de la hacienda y su consecuente traslado a los mostradores, queda una cuestión sin resolver por el momento: ¿cómo hará el precio del ganado para terminar de corregir ese retraso?
En pleno año electoral y con una inflación 2023 que se consolidó en un piso mensual de 6%, todas las miradas están puestas en las pasarelas del Mercado de Cañuelas y sobre todo, en las pizarras de las carnicerías. Por el momento, el Gobierno nacional presentó una serie de medidas para intentar contener el precio de venta al público.
OFERTA Y DEMANDA
“Hasta el momento, por el lado de la oferta, aún no están dadas las condiciones para generar una nueva corrección”, señalaron desde la entidad rosarina. En este contexto, el clima sigue jugando su partido y los datos públicos y privados indican que la cantidad de animales destinados a faena creció en el primer bimestre de 2022.
Por la sequía, “llueve” la hacienda a los frigoríficos: la faena creció 9,7% en el primer bimestre
Este volumen de bovinos mantiene -por el momento- en calma los precios de las categorías destinadas al consumo local. “Todo indicaría que así se sostendrá hasta tanto los campos logren recomponerse definitivamente”, señalaron desde el Rosgan.
Sin embargo, el comercio minorista está viendo un fenómeno difícil de explicar y es la suba de precios en un contexto de abundante oferta de carne, con un consumo estancado, algo que definitivamente responde más a desequilibrios de la macroeconomía que a factores propios del sector.