La miel, es elaborado por las abejas a partir del néctar de las flores, está compuesto de enzimas, vitaminas y minerales que protegen a nuestro organismo de las bacterias, y posee un poder antioxidante que ayuda a combatir el envejecimiento de nuestro cuerpo y la piel.
Aseguran desde el organismo que Argentina está entre los tres primeros productores y proveedores a nivel mundial de miel de alta calidad, con múltiples variedades de acuerdo al tipo de cultivo que es polinizado, pero que nuestro mercado interno consume apenas el 10% y exporta todo lo restante.
En el marco de la campaña “Alimentos Saludables” desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), destacan algunos de los principales beneficios de este producto, que suman a los controles que realizamos a lo largo de su cadena de producción y comercialización.
Beneficios de la miel para la salud
• Refuerza el sistema inmunológico: tiene una gran cantidad de antioxidantes, vitaminas y minerales que combaten infecciones.
• Calma la tos y el dolor de garganta: cubre las paredes de la garganta y puede aliviar las distintas membranas irritadas en su parte posterior.
• Es un endulzante natural sin aditivos ni conservantes agregados: es una alternativa sana por sobre las azúcares refinadas.
• Restablece la función intestinal: tiene efectos laxantes suaves que favorecen el tránsito intestinal y ayuda a combatir el estreñimiento.
• Es un cicatrizante y antiséptico: permite prevenir la infección de ciertas heridas o quemaduras; su densidad protege contra bacterias y suciedad que entran en una herida.
Manipulación adecuada de la miel
• Utilice utensilios limpios y secos para no contaminar la miel. Recuerde que el agua deteriora el producto y permite la proliferación bacteriana.
• En caso de estar compacta, fluidifique la miel en baño maría a baja temperatura para evitar la desnaturalización de sus propiedades.
• No es necesario conservar la miel en la heladera. Un lugar seco y no expuesto a la luz solar directa es adecuado.
Controles del Senasa
El organismo habilita y fiscaliza los colmenares en donde se produce la miel en materia de sanidad y uso de productos apícolas, realiza la habilitación y control de los establecimientos donde se extrae, acopia, homogeiniza y fracciona el producto. También vela por el cumplimiento de las buenas prácticas de higiene y manipulación que preservan su inocuidad e identidad.
En la comercialización a granel, el Senasa aprueba los tambores contenedores, que deben ser elaborados de acuerdo a la normativa y estándares de calidad acreditados, y controla su comercialización con certificación oficial que garantiza su trazabilidad e inocuidad hasta el consumidor, tanto para consumo nacional como de exportación.
En este último caso, la miel es muestreada para controlar la presencia de sustancias que afectan su inocuidad en niveles no permitidos y certifica el producto conforme los acuerdos con cada país de destino.