La campaña agrícola 2024/25 está próxima a iniciarse en Argentina y en materia climática hay tanto malas como buenas noticias: mientras desde el Océano Pacífico soplan vientos en contra, desde el Índico viene una brisa aliviadora.
Sucede que, según los pronósticos internacionales, el fenómeno La Niña –que se produce por el enfriamiento de las aguas del Pacífico Ecuatorial– está prácticamente garantizado que volverá a partir de finals del invierno, lo que para Argentina significa un déficit de precipitaciones.
Pero del otro lado del globo terráqueo, el Dipolo del Océano Índico –conocido popularmente como “El Niño indio”– no jugaría en contra de Argentina, compensando los efectos de La Niña y augurando una primavera en la que el nivel de lluvias estaría en torno a lo normal.
DE LA NIÑA AL DIPOLO
Todo esto quedó reflejado en un informe elaborado por la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
“Está claro, Niña sí o sí. La probabilidad de este evento supera el 70% a partir de octubre”, resume el reporte escrito por el jefe de la GEA, Cristian Russo, y que contiene información aportada por el consultor en clima de la Bolsa rosarina, Alfredo Elorriaga.
Una señal de alerta cada vez más encendida: “Hay grandes posibilidades de que vuelva La Niña”
No obstante, también subraya: “Hay buenas noticias para el próximo ciclo de trigo Argentino. Es por la evolución que se proyecta del Dipolo del océano Índico”.
Para la GEA, si bien sigue afirmándose una importante Niña para el próximo ciclo, lo positivo es que “hay razones para descartar que se produzca una sequía profunda como la que diezmó la cosecha Argentina en el ciclo 2022/23”.
A la par, también aumentan las probabilidades de contar con lluvias casi normales en un momento clave del trigo —en el periodo crítico— entre octubre y noviembre.
¿CUÁNDO VIENE LA NIÑA?
El informe comienza reconociendo que, lamentablemente, a pesar de estar a mediados de mayo, ya se puede afirmar que habrá una Niña que marcará el rumbo de la campaña gruesa Argentina 2024/25.
No solo los gráficos son contundentes al mostrar la probabilidad de ocurrencia de una Niña, superando el 70% a partir de septiembre, sino también hay otras razones que lo afirman.
“El sistema acoplado océano/atmósfera reflejó el continuo debilitamiento de El Niño y la transición hacia ENSO Neutral. Las proyecciones más recientes de la NOAA y la Universidad de Columbia favorecen una transición inminente a ENSO neutral, con La Niña desarrollándose durante julio/septiembre de 2024 y luego persistiendo durante el verano del hemisferio sur”, explica Elorriaga.
Bajo este panorama, “los pronósticos siguen optando por el modelo dinámico, que sugiere que La Niña podría formarse ya a partir de junio/agosto de 2024. Aparte, en general, La Niña tiende a seguir a eventos fuertes de El Niño, lo que también proporciona mayor confianza en la inclinación del modelo de pronóstico hacia un próximo evento Niña”, agrega.
Las zonas agrícolas abundan de reservas, pero La Niña se consolida como una amenaza desde agosto
LOS VIENTOS A FAVOR
No obstante, el consultor enumeró tres noticias que son buenas en relación a los pronósticos que había hace un mes:
1) Una Niña no tan fuerte
Si bien se sigue proyectando una Niña fuerte, la evolución proyectada con los datos actualizados muestra que sería menos fuerte que lo que presagiaba en abril.
2) El Dipolo del Índico
El Dipolo del Océano Índico es un fenómeno acoplado océano/atmósfera que se produce en el Océano Índico Ecuatorial.
La intensidad es representada a través de un índice que es la diferencia de anomalías de temperatura del agua del mar entre el oeste y el este. Esa diferencia determina si está en fase positiva o negativa.
Este índice tiene impacto considerable cuando se conjuga con otro condicionante en nuestro país. Por eso, la fase negativa tiene una profunda conexión con la terrible sequía que vivió Argentina en el ciclo 2022/23.
“En la tercera Niña consecutiva tuvimos Niña moderada acoplada con el Indico. Por ello fue muy intensa, sumado a que veníamos sin reservas de agua en el suelo”, recordó Elorriaga.
3) Lluvias normales en primavera
Una de las características que tuvo el fatídico ciclo 2022/23 fue una sequía brutal durante la salida del invierno y la primavera, sumado a heladas de gran intensidad y frecuencia. El resultado fue una de las peores campañas en la historia del trigo. Y justamente, en esa campaña hubo un acoplamiento con el Índico.
Como el índice del Dipolo Índico alcanza su mayor impacto entre septiembre y noviembre en Argentina, sobre todo cuando se conjuga con una Niña, tal como sucedió en esa campaña, “incide negativamente en las precipitaciones de invierno a primavera”, explica Elorriaga.
Pero ahora, como se espera que el índice del Dipolo índico esté en fase neutral entre septiembre y octubre, anulando su acople con la Niña, “aumenta la probabilidad de contar con lluvias casi normales entre octubre y noviembre”, dice el experto.