Hasta 1996, en el país regía la ley 111, hecha por Vélez Sarsfield, que tenía el objetivo de incentivar la industria nacional. Ese año, en la Ronda del GATT, la Argentina “tuvo una oportunidad histórica de adaptar su ley, pero los legisladores copiaron distintas leyes y quedó un engendro espantoso que, por ejemplo, mantiene la vigencia de una patente si se trae el producto de afuera, es decir que destruye la industria nacional”, explicó Gándara. Ese año también existió la posibilidad de que se negocie la eliminación de los subsidios para readaptar su ley. “Pero se la regaló a cambio de nada.”
Por otro lado, Gándara señaló que la ley antimonopolio norteamericana señala que si una empresa intenta cartelizar un negocio compromete a los directivos de esta empresa hasta la cárcel, “pero sólo prohíbe estas prácticas dentro de su territorio”.